Piedras
Piedra del camello. Hermoso perfil de una roca sobresaliente en la playa de Tocopilla que, al contraluz de los violentos atardeceres, dibuja la silueta de un camello, de sorpresiva y sugestiva belleza.
Piedra del cuatro. Curiosa masa pétrea de gran tamaño y de superficie rectangular, que yace en una quebrada interior de Taltal, la cual por algún accidente se fracturó en cuatro partes casi iguales.
Piedra Colgada. Lugar a 18 kms de Copiapó en la carretera Panamericana, en dirección a Caldera. Debe su nombre a un imponente peñasco encajado en una ladera del cerro.
Piedra de la mujer. Curiosa piedra en Paihuano, valle del Elqui, que muestra a una mujer en actitud de huir, con una criatura en los brazos, cubriéndola o cuidándola. El dibujo corresponde a un estampado natural.
Piedra de Diego. Lugar en el interior de Copiapó, donde según la tradición, descansó el conquistador don Diego de Almagro a su llegada al país, después de pasar la cordillera por San Francisco. Impresionante peñasco en medio de la soledad friolenta de ese desamparo.
Piedras grabadas de Taira. Lugar en el curso superior del río Loa, más abajo de Escalera del Inca. Su nombre obedece a la multitud de piedras grabadas que se observan en esa región, posibles remotos indicadores de épocas pasadas. Verdadera riqueza arqueológica de la tradición de Antofagasta.
Piedras Tacitas. Constituyen uno de los misterios no resueltos aún por la arqueología. Son piedras o peñascos con hoyos en forma de morteros, labrados por primitivos habitantes. En las investigaciones arqueológicas de Coquimbo se han encontrado muchas. Son famosos los ejemplares de Guanaqueros.
Piedra chaquena. Piedra de moler, ovalada, con una cavidad a lo largo, que usaban los aborígenes.
Molían el maíz mediante otra piedra alargada y pesada que balanceaban encima. Común en la cultura diaguita. A la muerte del dueño, como no existía la herencia entre ellos, esta piedra era rota y abandonada, tal como la han encontrado después los arqueólogos.
Mario Bahamonde