Flor Arbulú
En 1945, Pablo Neruda fue elegido senador por Tarapacá y Antofagasta e ingresó al Partido Comunista. Al año siguiente se convirtió en el jefe de campaña de Gabriel González Videla para que éste llegara al sillón presidencial, escribiéndole el poema "El pueblo lo llama Gabriel".
Fue elegido. Sin embargo, el romance duraría poco. En octubre de 1947, los mineros de Chuquicamata entran en huelga, mientras los dirigentes comunistas eran detenidos y relegados a Pisagua. El 27 de noviembre en el diario "El Nacional de Caracas" (Venezuela), Neruda publica "Carta íntima para millones de hombres", donde denuncia la política represiva de González Videla.
Esto provocó que el Presidente pidiera su desafuero por "denigrar a Chile en el exterior y por calumnias e injurias al Primer Mandatario". El 6 de enero de 1948 en la Cámara Alta, Neruda pronuncia su famoso discurso "Yo acuso". Sería una de las últimas apariciones públicas: el 3 de febrero la Corte Suprema aprueba el desafuero, y dos días después los Tribunales de Justicia ordenan su detención. En ese momento se convierte en prófugo.
Ficción y realidad
En total, el poeta estuvo 13 meses oculto entre Santiago y Valparaíso, antes de poder pasar la frontera hacia Argentina. "Es un periodo que concentra su vida: el Neruda político, el origen de un Neruda diplomático, es el momento cuando se extingue su relación con 'Hormiguita' (Delia del Carril), cuando llega a Europa bajo otra dimensión de personaje, el Neruda que escribe su obra maciza y que le dio precisamente el Nobel, el 'Canto General'", sostuvo el productor Juan de Dios Larraín en un conversatorio en Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, citado por "El Mostrador, para explicar las razones que lo llevaron a él y a su hermano Pablo a crear "Neruda", cinta que se estrena mañana en Chile.
En el filme se mezclan tanto hechos reales como aquellos salidos de la imaginación del guionista, Guillermo Calderón. Eso queda claro en la primera escena, en la que en el supuesto baño del senado los parlamentarios increpan a Neruda por su publicación en Venezuela, y siguen con hechos como la petición de desafuero que el Partido Comunista le da a conocer en una fiesta, donde corre el vino, la música, la danza y los disfraces.
"Había muchas capas que serían un desafío para dirigir la película y es allí cuando aparece la figura y punto de vista del policía", agregó Juan de Dios. Su hermano, en el mismo conversatorio, comentó que "el policía podía ser entendido como una obra de ficción del propio poeta. Era una idea delicada y nos aferramos a ella".
De allí que el personaje de Gael García Bernal tome relevancia. Él encarna a Óscar Peluchonneau, un policía que realmente existió, pero cuya versión en la película es totalmente ficticia. Él asume la voz de narrador de la historia, donde el poeta juega con él mientras le deja pistas de los lugares en los que ha estado a través de las novelas policíacas de la colección El Séptimo Círculo (las que realmente Neruda leía). Es en este juego del gato y el ratón donde se centra la película.
Carlos Flores, académico de la carrera de Cine y Televisión del ICEI, dijo en el mismo conversatorio en el que participaron los hermanos Larraín que lo que diferencia esta película de las anteriores "emerge del punto de vista que utiliza, lo que está dado por el gran giro que tiene su estructura. Eso se da cuando entra el policía, personaje de Gael García Bernal, que narra y está presente en escena, evitando el peligro de la biografía que restringe al sujeto del cual se habla. Él le quita lo épico a la obra".
Algo en lo que concuerda la crítica especializada. Tras su proyección en Cannes, Irene Crespo escribió en "Cinemanía" que "nada tiene que ver con el género que conocemos como biopic. Más que una película sobre Neruda, es una película nerudiana".
"Una película improbable, a menudo surrealista e increíblemente entretenida (...) Vertiginosamente construida y llena de más vida y significado que la mayoría de los biopics 'auténticos', es un riesgo que merece la pena asumir", sostuvo Benjamin Lee en "The Guardian", mientras que Ben Croll ("The Wrap") comentó: "Con 'Neruda,' Pablo Larraín tiene la intención de hacer una antibiografía y tropieza totalmente (...) Pero ¡no perdáis la esperanza! En lugar de aplastar el género, ha hecho una película aplastante".
Jay Weissberg, de "Variety", escribió por su parte que "las sorpresas siempre llegan al fin de las películas de Pablo Larraín (...) 'Neruda' no es distinta y presenta al director en su impresionante mejor momento con un trabajo de tanta inteligencia y belleza (...) que es difícil saber cómo repartir las alabanzas".
Con diálogos entretenidos y una apuesta audiovisual distinta a las antes vistas en el cine de Larraín, la película espera llamar la atención del público chileno. Así como de los expertos para poder representar al país en los premios Oscar.
"Vertiginosamente construida y llena de más vida y significado que la mayoría de los biopics 'auténticos', es un riesgo que merece la pena asumir".
Benjamin Lee, Crítico de "The Guardian""