Agotamiento de nuestro planeta
El Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) dio a conocer estos días el "sobregiro" en el que se encuentra el planeta respecto a su uso. Ningún esfuerzo, de los pocos que se han realizado en términos culturales o políticos, ha logrado revertir la dinámica que hoy conduce a nuestro planeta a un despeñadero en términos ambientales.
El ser humano, en general, tiene muy escasa conciencia respecto a los límites que tiene hoy del uso del planeta. Límites que tienen que ver principalmente con el consumo de sus recursos y el cuidado que todos le damos a esta gran esfera azul que cuelga en el espacio, con características únicas.
El Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) dio a conocer el "sobregiro" en el que se encuentra el planeta respecto a su uso. De hecho, el 8 de agosto fue el Día del Sobregiro de la Tierra, fecha que marca el agotamiento de los recursos que deberían haberse gastado en todo un año. Es decir, lo que naturalmente estaba disponible para los 12 meses, se agotó en siete.
Se trata de una realidad grave, porque nuestro planeta pierde su capacidad de sostener las demandas de la población mundial en el año, demandas que incluyen el regenerar recursos en forma renovable, y además, hacerse cargo de los diferentes desechos generados por el hombre.
En el caso de Chile, la WWF dio a conocer que el sobregiro ecológico se adelantó este año en casi un mes respecto al año pasado, cuando ocurrió el 28 de noviembre. Este año será el 31 de octubre.
Lamentablemente, el ser humano en general, está haciendo vista gorda, caso omiso a las señales que está dando la Tierra respecto a su salud y su futuro. Se nota en realidades como la que acaba de dar a conocer la WWF y más en lo cotidiano, al analizar de manera muy simple nuestro estilo de vida y el impacto que éste tiene sobre el planeta.
No debemos alejarnos de nuestra ciudad para ver cómo ensuciamos el planeta, con vastos terrenos de un desierto que debería permanecer inmaculado, pero en el cual es posible ver verdaderos campos de basura y bolsas plásticas. Peor aún, quebradas completas se han transformado en reservorio de desperdicios.
Ningún esfuerzo, de los pocos que se han realizado hasta ahora en términos culturales o políticos, ha logrado revertir la dinámica que hoy conduce a nuestro planeta a un despeñadero en términos ambientales, con recursos que se agotan cada vez más rápido y un estrés implacable sobre la capacidad de recuperación de la naturaleza.