El cine chileno como espejo de la realidad
La próxima semana se estrena "Aquí no ha pasado nada", película de Alejandro Fernández basada en el caso de Martín Larraín. Una muestra de cine urgente que demuestran la necesidad de retratar el pasado reciente.
una escena en un tribunal de la película "aquí no ha pasado nada",, de alejandro fernández.
en resumen
"Aquí no ha pasado nada" cuenta con actuaciones de Agustín Silva, Paulina García, Alejandro Goic, Luis Gnecco y Daniel Alcaíno. Su director antes triunfó con "Huacho" y otras cuatro cintas.
Por Andrés Nazarala R
Cuando Martín Larraín fue absuelto, el director Alejandro Fernández ("Matar a un hombre") pensó inmediatamente en realizar una película que retrate la polémica resolución judicial y sus circunstancias. Escribió el guión en tiempo récord, armó un equipo con la misma premura y buscó financiamiento a través de crowfunding. El resultado es "Aquí no ha pasado nada", película que llegará a salas chilenas el 1 de septiembre tras un recorrido internacional que ha incluido Sundance y la Berlinale. Aunque en la pantalla el fatal atropello involucra a un adolescente llamado Vicente, el hecho inspirador es fundamental y le permite a Fernández componer una nueva reflexión en torno a la justicia.
Ahora más que nunca, el cine de ficción local pareciera estar mirando hacia la coyuntura -y hacia nuestra historia reciente- para componer retratos críticos y denunciantes. La tragedia de Daniel Zamudio, por ejemplo, ha inspirado dos largometrajes: "Nunca vas a estar solo", ópera prima del cantante Alex Anwandter que llegará a salas en noviembre, y "Niño nadie", de Fernando Guzzoni ("Carne de perro"), quien vislumbra el crimen a la luz de las tribus urbanas que funcionan en nuestro país.
En octubre se estrenará además "Rara", cinta de María José San Martín que tuvo su estreno mundial en la Berlinale y narra la discriminación que recibe una pareja de mujeres (Mariana Loyola y Agustina Muñoz) que han formado su familia en Viña del Mar. Está libremente inspirada en el caso de la jueza Karen Atala, quien en el año 2003 perdió la tuición de sus hijas menores debido a su orientación sexual.
Si miramos hacia atrás encontramos "El bosque de Karadima" -la película chilena más vista del año pasado- y "El Tila: Fragmentos de un psicópata", recreación de los crímenes cometidos por Roberto Martínez, niño emblema del Sename devenido en violador y asesino.
El cineasta Guillermo Helo, por su parte, prepara otro largometraje, "Niñas arañas", basado en la historia de las famosas jóvenes que trepaban edificios para robar.
Cuando, hace un poco más de una década, irrumpió lo que se llamó el Novísimo Cine Chileno (término usado para definir a una nueva camada de cineastas), muchos alabaron el cambio de aires que traían las propuestas, pero también se criticó el intimismo que alcanzaron los retratos; es decir, la inmersión en pequeños dramas domésticos que dejaban de lado los grandes temas sociales y políticos. Ahora, el cine pareciera estar marcado por la urgencia, ya no desde el desafío de preservar la memoria histórica como antaño, sino que más bien lo contrario: la necesidad de sostener el presente, mostrar nuestras contradicciones, exponer las fisuras de un sistema. Una cinematografía lúcida que funcionará como un valioso testimonio de época.
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