Como se recordará, la participación ciudadana en las elecciones primarias municipales realizadas el pasado 19 de junio fueron bajísimas. Apenas un 5,5% del electorado a nivel nacional y un 2% en Antofagasta.
A partir de entonces se dieron muchas explicaciones: que es una expresión del descontento ciudadano, que el sistema de inscripción automática con voto voluntario no ha dado los resultados esperados, entre otros.
¿Veremos algo distinto en las próximas elecciones de octubre?
Ciertamente la cantidad será mayor, pero tampoco observaremos un despliegue de ciudadanos hacia las urnas. Varios expertos han advertido que la participación estará en torno al 30%, es decir, veremos el mismo electorado que ha sufragado en los años recientes.
El voto voluntario debutó en los comicios municipales de octubre de 2012, ya con una alta abstención. El tema es preocupante puesto que es una consecuencia de cosas que se han hecho mal durante los últimos años. Hay un abandono de la educación y un relajo en cuanto a inculcar que además de derechos demandados cada ciudadano tiene deberes que cumplir.
Segmentos demasiado amplios no perciben la importancia de lo que está en juego cuando se realizan comicios. Hay quienes han perdido la confianza en la clase política y en la posibilidad real de hacer cambios.
Pero, por otro lado, tampoco puede verse todo de forma tan dramática. Es presumible que buena parte de quienes no están involucrados con los comicios no crean necesario su concurso porque la marcha del país les acomoda, indistintamente de quienes están en el poder. Si fuera así, el tema ahonda en otras vicisitudes, porque puede ponerse en duda la real voluntad de cambios transformadores en la sociedad.
Como sea, es importante que la gente participe, no sólo el día de las elecciones, sino desde ahora, involucrándose en la vida cívica, para alejar los populismos y la destrucción de la democracia desde adentro, que es lo que pudiera estar pasando.