"El mundo aún no está adaptado a la vida armónica en las ciudadaes"
Ricardo Riesco es doctor en Geografía y decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad San Sebastián (USS). Al igual que Rafael Calduch participó en el seminario "El significado de la ocupación del territorio y la disuasión".
Riesco, quien fue embajador en Bonn (Alemania) entre 1987 y 1990, explicó que el cambio demográfico es uno de los mayores desafíos que hoy enfrentan los países.
"Esto lleva a que los países ya no tengan partituras geopolíticas, ya que el escenario en el que se está actuando es el mundo entero, lo que exige una revisión completa de todo, aunque todavía hay países dominantes, ya no hay periferias ni centros", dijo.
Y agregó que "tenemos un problema demográfico gigante, el hombre encontró la capacidad para generar riqueza como nunca antes en la historia". El contrasentido es que cuando el mundo era pobre, hasta la primera mitad del siglo XIX, la tasa de natalidad era tres o cuatro veces superior a la actualidad.
El otro aspecto es la concentración territorial de la población en ciudades, donde el 75% de la población mundial vive en un área no superior al 5% de los continentes, "ha aparecido lo que se llama el homo urbanus", detalló Riesco.
¿La extrema concentración demográfica es uno de los puntos a tener en cuenta durante los próximos años?
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La convivencia en espacios densamente poblados es un tema enorme. Nace lo que se llama el 'homo urbanus', el habitante de la ciudad. El mundo aún no está adaptado a la vida armónica en las ciudades, que registran muchos problemas internos, como el transporte o la convivencia diaria.
No puede ser que quienes vivan en la ciudad gasten tres o hasta cinco horas en movilizarse dentro de ellas con distancias que en resumen son pequeñas.
La globalización y concebir todos los países del mundo como un espacio económico único plantea revisiones sobre la organización que utilizamos. Resumiendo todo en unas cuantas palabras, estamos en un momento de cambio, en el cambio de una época.
Pero hay contrasentidos, como concentración demográfica frente a la disminución en las tasas de natalidad...
-Eso tiene una explicación clara y es la incorporación de la mujer al trabajo. Ellas comenzaron a trabajar porque por primera vez en la historia de la humanidad, en una generación se puede salir de la pobreza.
Anteriormente, las personas debían trabajar para que sus hijos estuvieran un poco mejor y para que sus nietos, probablemente, tuvieran grandes oportunidades para salir de la pobreza.
Sin embargo, en este sentido la maternidad no es compatible con los códigos laborales que son todos de raigambre de masculina. La legislación y la estructura de concebir el trabajo están hechas para el hombre, el sistema no acoge la maternidad. Si a eso sumamos problemas como el desplazamiento en las ciudades, entonces ¿qué tiempo queda para la familia?