Amelia Carvallo

"Los elefantes no pueden saltar", así llamaron a su primer documental la periodista María José Martínez y el cineasta y comunicador audiovisual Rodrigo Sáez. La pieza registra un viaje que hicieron en el 2009 al sudeste asiático y detiene su mirada sobre el maltrato que recibe el elefante asiático como pieza clave del comercio turístico. El 20 de octubre se estrena en Santiago y durante todo noviembre se presentará en diversas salas de regiones (ver recuadro).

Maltrato

Pareja en la vida real y en lo laboral, lo que comenzó siendo una exploración sin objetivo fijo hacia el mundo que visitaban, pronto cedió el foco hacia el trato cruel que reciben los elefantes domesticados y puestos a trabajar paseando turistas, así como el de sus pares salvajes que peligran por la expansión de las aldeas hacia sus tierras.

"Este documental es una llamada de alerta, ya que el elefante asiático está en peligro de extinción. Según la Lista Roja de los animales, está a punto de desaparecer en estado salvaje. Quedan 50 mil en todo el mundo y de ellos 30 mil están domesticados y deben trabajar paseando turistas; por tanto, quienes visitan esos países deben hacer un cambio de switch para que el trato que reciben no sea cruel. Por de pronto, pagar por ver al elefante siendo elefante y no haciendo shows bajo una explotación mercantilista como es la lógica del rodeo o la de ciertos zoológicos y circos", cuenta María José.

El impulso final para empezar a documentar lo recibieron cuando conocieron a una mujer tailandesa llamada Lek Chailert, que les mostró un video sobre el phajaam, nombre del proceso mediante el cual un elefante de cinco años es separado de su madre, metido dentro de una jaula y golpeado durante una semana para empezar a domesticarlo. Ella compra y rescata elefantes de las calles explotados y tiene un parque natural donde se ofrece un trato respetuoso al elefante y los turistas pueden observarlos, alimentarlos y bañarlos.

- ¿Y esta domesticación, siempre ha sido así de cruel?

- La domesticación es antigua, se los usaba para talar árboles y en la guerra y creo que tenía un nivel de reforzamiento positivo más alto porque quien se hacía cargo de un elefante, conocido como el mahout, lo hacía de por vida y lo dirigía con movimientos de pies y manos. Ahora la crueldad ha crecido en el tiempo, porque el trabajo del mahout lo desarrolla cualquiera por muy poco tiempo y dinero, cuenta Rodrigo, quien explica que hay una herramienta de fierro con puntas que usan para herirlos detrás de las orejas y en la cabeza.

Entrevistas y campaña

En el documental aparecen quince entrevistas, desde veterinarios y dueños de elefantes hasta aldeanos que viven en discordia con elefantes salvajes en el sur de la India y que los ven como una amenaza para sus cultivos. También aparecen dueños de parques naturales que impulsan un cambio en el trato entre los seres humanos y los paquidermos. Ellos proponen un turismo informado sin explotar al animal, que no aumenten los 30 mil elefantes domesticados y que los gobiernos resuelvan la situación de los que viven en zonas cercanas al hombre.

"Los turistas son un potente agente de cambio porque son los que tienen el dinero, creo que pueden impulsar con sus preferencias cambios en el negocio", afirma María José.

- Cuéntame de la campaña de "Tito".

- Es un personaje, un elefantito a crochet que cuenta su historia para los niños. Su familia fue capturada para trabajar y llevada a diversos países; él busca a su mamá y en el camino enseña a los niños características de los elefantes y a cuidar el medioambiente. En nuestro Facebook pueden ver unos Cor-Titos en stop motion. Las redes sociales del documental se pueden seguir en su sitio web: www.LosElefantesNoPuedenSaltar.com y en Facebook-Twitter-Instagram @RespectElephants.