Ya conocidos los resultados de las elecciones municipales de Antofagasta, lo primero es felicitar a cada uno de los candidatos a alcalde y concejales y a cada uno de los electores que participaron de este ejercicio cívico que son las elecciones.
Más allá de la alta abstención -que a esta altura parece ser un número recurrente- es destacable el orden y compromiso de quienes construyen la democracia con este simple hecho.
Ya habrá tiempo para ahondar en estos antecedentes.
Para Antofagasta, es evidente que la ciudad espera mucho de estos cuatro años de administración municipal, tanto porque se ha perdido tiempo que no volverá, como por el enorme potencial que tiene esta tierra. No cabe duda que el futuro de Antofagasta está lleno de ventura, pero debe ser gestionado para beneficio de todos.
La ciudad no puede ser un mero enclave prestador de servicios con tantos déficit que repercuten en la calidad de vida. A modo de ejemplo, cada año la región pierde US$700 millones por los turnos '7x7', es decir, trabajadores que realizan faenas en la zona, pero no viven aquí, sino en distintos puntos del país.
Ciertamente debe pensarse en el futuro, pero aquello también pasa por resolver cuestiones que son elementales hoy: áreas verdes, vivienda, inmigración, salud, sólo por nombrar algunos. El líder comunal tiene mucho que decir al respecto, lo que lo obliga a construir y mostrar un camino para el futuro, validado en diagnósticos y reflexiones que ya existen, que están disponibles y que esperan ser puestos en práctica de una vez por todas.
En esto se espera mucho de los siguientes cuatro años de Karen Rojo, mucho más que lo mostrado en su primer período y para beneficio de la comuna es de esperar que se apoye su gestión y que la autoridad escuche para no cometer los mismos errores que tan caro se pagan.
Antofagasta, tierra de oportunidades, de diversidad y una rica heterogeneidad, merece despegar y consolidar su desarrollo, de una vez por todas. Eso es perfectamente posible.