Elecciones estadounidenses: más allá de la opción azul y roja
JORNADA. No solo la disputa por la Casa Blanca llama la atención. En territorios como Oklahoma, el foco también está puesto en las llamadas "preguntas estatales" sobre posibles reformas a la Constitución o estatutos para cada estado.
Azul y rojo no son solo los colores que predominan en la bandera de Estados Unidos, sino también los que marcan la diferencia entre los estados considerados demócratas y los republicanos con miras a la votación de hoy, luego de la campaña más singular y controvertida de la que haya sido testigo este país en las últimas décadas.
En Washington y Oklahoma, territorios en las antípodas por representar a una población de tendencia claramente demócrata (azul), en el primer caso y republicana (rojo) en el segundo, la primera impresión es que el entusiasmo ante el proceso no se expresa mayormente ni en las calles ni en el ánimo de los estadounidenses.
Entusiasmo disímil
Hoy no solo podría conocerse quién será el nuevo huésped de la Casa Blanca. Además, se renueva la Cámara de Representantes (un símil de nuestra Cámara Baja y que posee un total de 435 escaños) y un tercio del Senado (34 de 100), ambos bajo el control del Partido Republicano. Adicionalmente, en cada uno de los 50 estados se elegirá a la mayoría de los integrantes de los parlamentos locales y habrá comicios judiciales para elegir cargos como los jueces supremos estatales.
Pero eso no es todo. En la boleta electoral de cada zona se suman las llamadas "preguntas estatales", plebiscitos incluidos en la elección de hoy donde la ciudadanía decide sobre posibles reformas a la Constitución o estatutos que rigen a cada territorio.
Una campaña a golpes
"Luego de que los candidatos son designados, cualquier golpe es justificado si deja mareado al enemigo político". Con esta frase, el político y pensador cubano José Martí describía la elección presidencial estadounidense de 1884, cuando Grover Cleveland superó por estrecho margen al republicano James G. Blaine, luego de una campaña marcada por los insultos y ataques personales.
Pero 132 años después, es el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, quien cita a Martí para reflejar ante un grupo de más de 80 periodistas de todo el mundo que la tensa carrera a la Casa Blanca no es tan inusual como se cree en un país que se precia de contar con una sólida democracia basada en una Constitución que destaca por haber sido sometida a sólo veintisiete enmiendas en toda su historia.
Una carrera atípica
Con todo, es un hecho que hoy se cierra uno de los capítulos más singulares de los que se tenga memoria en la política, particularmente por el bajo nivel de popularidad de ambos candidatos y las insólitas declaraciones de la carta republicana, Donald Trump que pasó -en un viaje sin escalas- de los reality show a competir por ser el Presidente de la nación más poderosa del planeta.
"Nunca he visto un ambiente tan furioso y racista como el que se ha visto en la presente campaña", dijo ayer a este medio Keith Gaddie, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Oklahoma y columnista de The Huffington Post.
El catedrático explicó así uno de los grandes temas de la actual campaña: los ataques de Trump hacia quienes no representan el estándar del ciudadano estadounidense promedio: blanco y protestante. "Es decepcionante cómo se expresa el nacionalismo norteamericano, que ve conflictos con todo el que no se parezca. Es un temor a lo desconocido y al cambio", expresó.
Florida, un estado clave
Para Gaddie, una clave de la elección de hoy estará en lo que ocurra en Florida, un Estado considerado oscilante en sus preferencias entre los partidos dominantes y donde por su gran cantidad de votantes (8,5 millones votaron en 2012) cuenta con 29 votos electorales. "El 70% de los floridanos ya ha votado anticipadamente (varios estados permiten esta opción) y se ha redoblado la participación de latinos. Florida es el estado de cambio que garantizará que Hillary Clinton gane estas elecciones", opinó.
Más allá de los estrechos pronósticos, las señales de la desafección con el proceso son claras. Un ejemplo es el propio Washington, la capital estadounidense, donde la semana pasada era difícil encontrar indicios de que restaban pocas días para una elección de tal magnitud.
En los restaurantes y bares el tema de conversación de los días previos seguía siendo el deporte, especialmente el triunfo de los Cubs de Chicago en la Liga Mundial de Béisbol y la estrecha derrota de los Washington Wizards ante los Orlando Magic, en la NBA. Se suma a ello que el distrito de Columbia es una zona de gran mayoría demócrata, por lo que encontrar un votante "confeso" de Trump es una tarea prácticamente imposible.
Ni hablar de publicidad en las calles, casi inexistente salvo por algunos carteles de escaso tamaño amarrados a semáforos, donde solo se observan los nombres de candidatos al Concejo del Distrito de Columbia.
La principal paradoja que se vive en Washington, es que como no se trata de un Estado, sino de un distrito (el único existente en el país) no posee escaños en la Cámara de Representantes ni en el Senado. Esto, por razones de carácter histórico que hoy no son compartidas por la mayoría de los más de 600 mil residentes en el área metropolitana que colinda con los estados de Maryland y Virgina.
Por eso, se ha creado el lema de "Taxation Without Representation", (impuestos sin representación) para expresar el malestar por la condición de la capital, que obliga a que las resoluciones del concejo local deban ser ratificadas por el Congreso nacional.
En periodos preeleccionarios ese lema se puede escuchar no solo entre académicos y políticos de Washington, sino también a bordo de un taxi o en las tiendas, donde hay quejas sobre la falta de representatividad para un distrito donde se ubica, por ejemplo, la Casa Blanca y el Capitolio.
El más "rojo" de los rojos
Un temblor de magnitud 5.3 grados sacudió Oklahoma -en el centro sur del país- a las 19.44 del domingo recién pasado. Inmediatamente las actualizaciones en Twitter apuntaron en dos direcciones. Primero, a la necesidad de revisar la vinculación de este tipo de eventos sísmicos con la técnica de extracción del sistema hidráulico de fracturación mineral con el que se extrae petróleo y gas conocido como "fracking".
Lo segundo fue la analogía con el "terremoto" que significaría que Trump no ganara en el que es considerado como "el más rojo de los estados rojos", es decir, uno de los que posee la base republicana más fuerte y donde siempre la balanza tanto para la presidencia como para los puestos en la Cámara de Representantes y el Senado se inclina hacia los conservadores. De hecho, tanto en 2008 como en 2012 Barack Obama no pasó del 30%.
Con la opción republicana clara, el foco de la campaña en Oklahoma se centraba en las últimas horas en las denominadas preguntas estatales. Se trata de plebiscitos que se incluyen en la papeleta electoral, donde la ciudadanía tiene la opción de votar a favor o en contra de posibles cambios a la Constitución de Oklahoma. Es así porque en Estados Unidos, cada Estado cuenta con su propia carta fundamental, pese a que éstas no pueden pasar por sobre la Constitución que rige a todo el país.
Entre los siete temas incluidos en la papeleta de Oklahoma se cuenta la posibilidad de utilizar nuevos métodos de pena de muerte -legal en este Estado- ante la posibilidad de que las drogas utilizadas actualmente en las inyecciones letales sean declaradas inconstitucionales a nivel nacional.
Otro tema sobre el cual hay posiciones encontradas en Oklahoma es la posibilidad de que a nivel estatal se permitan nuevas y más fuertes regulaciones a la actividad agropecuaria. Tratándose de una potencia agrícola y ganadera, las posiciones se expresan principalmente entre productores -que ven con preocupación posibles nuevas restricciones- y los grupos de tendencia ecologista y animalista.
¿Cómo funciona la elección?
En Estados Unidos la elección presidencial se realiza a través de un proceso electoral indirecto, creado en 1787 por los autores de la Constitución, y que refleja el sistema federal de Gobierno. Así, los ciudadanos que asistirán a las urnas lo que harán es indicar con su preferencia por quién deben votar los integrantes del Colegio Electoral en las presidenciales. En la actualidad existen 538 votos electorales, que representan la suma de los 100 senadores, 435 integrantes de la Cámara de Representantes y tres legisladores correspondientes al Distrito de Columbia.
el año en que se estableció en la Constitución la elección presidencial a través de voto indirecto. 1787
votos electorales estarán en juego. Quien adquiera la mayoría se hará con la Presidencia. 538