¿Dos Chimbas?
Los nortinos reconocemos el vocablo quechua "chimba", como ese terreno que está en la otra banda, al otro lado del que se ubica el hablante. Por esa razón, Chile tiene muchísimas "chimbas"… Todo lo que estaba al otro lado del río, de la quebrada o del valle, era llamado "chimba".
Talvez esa fue la razón por la que Juan López llamó "chimba" al lugar donde levantó su rancha. Simplemente porque el paño de playa en que varó su "Halcón" estaba al otro lado de la "Peña Blanca" y de los bajíos "Town", que cierran el sector costero del actual hotel Antofagasta. El histórico peñón quedó sepultado por la dársena que se construyó en el Club de Yates. Con suerte, se salvó el faro. Del tramo de playa de arenas pardas no queda nada: quedó debajo de miles de toneladas de hormigón, aplastado por la urbanización del sector.
Y parece lógico suponer que esa misma razón sustenta la toponimia de la otra Chimba, esa que comienza en la playa, con una isla llamada "Huamán", que quedó conectada al continente a fines de la década del sesenta, para habilitar el tendido de una línea destinada a recibir gas licuado, que llegaba por vía marítima. Porque quienes recalaban en el sector, hacían socaire con dicho islote, por lo que la playa "quedaba al otro lado" de la isla y de la pequeña rada, conformada por la isla y el tramo costero aledaño.. Claro que esta "chimba", más boreal que la primera, se proyecta en una quebrada que hiende la cordillera de la costa y se aventura un par de kilómetros por esa sierra. Por muchos años ha sido empleada como el escenario ideal para el escultismo local, aunque ahora la quebrada, su flora y su fauna, se ha visto amenazada por el vertedero y todo ese caudal de inmundicias y desechos.
Entre ambas "chimbas", distan unas diez millas, pero ambas son la esencia misma de lo que es la bahía de San Jorge, con roqueríos imponentes, insidiosos y un caudal de recursos, que por largos años prodigó pescados y mariscos a los antofagastinos del ayer.
Jaime N. Alvarado García