Hacer ciudad
"Pareciera ser que subyacen, además, dos formas de entender cómo hacer ciudad".
Esta que pareciera en lo fundamental sólo una tarea de arquitectos, ingenieros y constructores, es también una construcción social y desde esa perspectiva una tarea de todos. No sólo los expertos o técnicos tienen responsabilidades y atribuciones, sino todos y cada uno de los que viven y sufren nuestra segunda casa, o la casa mayor.
En esta perspectiva las definiciones respecto del qué, el cómo y cuándo se deciden ampliaciones o mejoras de nuestra casa grande no es un tema menor, es un factor clave para generar identidad, arraigo y, muy fundamentalmente, afecto por la ciudad.
En este último tiempo hemos contemplado dos estrategias o formas de dotar de espacios públicos a nuestra casa mayor; el "paseo" Matta decidido a partir de la propuesta de un arquitecto que hace muchos años pasó por acá y decidió que éste era un paseo imprescindible y que hoy, aun sin terminar, parece una mala selección y colección de piezas de catálogos de mobiliario urbano que no dialoga con su entorno y que sólo facilita el acceso a un deprimido sector comercial, derrotado hace rato por el mall.
Por otra parte, la escalera mirador recientemente inaugurada en la población Miramar Central. impulsada por el programa "Quiero mi Barrio" que además de las virtudes arquitectónicas, agrega la enorme capacidad de incrementar el tejido social a través de la participación activa en la planificación y la ejecución consultando a los vecinos que constituyen su entorno.
En esta perspectiva pareciera ser que subyacen, además, dos formas de entender cómo hacer ciudad. Una que insiste en el trazado norte sur que intensifica el crecimiento y que tiende a correr en paralelo a la línea del tren y otra que va de cerro a mar y que busca el desarrollo de la ciudad encontrando un serio obstáculo en el muro invisible y dramáticamente árido de los rieles privados.
Una empuja la ciudad hacia los extremos, casi hasta el absurdo, la otra busca integrar mar y cerro apropiándose del magnífico anfiteatro que la geografía nos ofrece como oportunidad. Una pensada desde la lógica de optimizar los rendimientos económicos, la otra buscando la integración social y mejorando la calidad de vida.
Lo obvio es que ambas perspectivas dialoguen y construyamos desde allí nuestra casa grande, para esto necesitamos que los rieles no sigan siendo el obstáculo.
César Trabucco
Sociólogo y académico Universidad de Antofagasta