Despedirse, es siempre difícil; nos rehusamos a aceptar el paso del inexorable tiempo, no es tarea fácil, nos cuesta a todos, despedir un año más, es una situación que por lo general, produce sentimientos encontrados, alegrías, penas, éxitos, fracasos, pérdidas y nostalgias. Agradecemos a Dios y la vida habernos entregado un año más para progresar en todo ámbito y disfrutar de nuestra familia, amigos y especiales personas que forman parte de nuestro diario existir, a la vez también constatamos, con natural aprensión, que un año más es obviamente uno menos.
En lo personal, cada ser humano hace su propio balance de un año más, es en Navidad y Año Nuevo, el período en que más se viaja. En alguna ocasión ya lo he mencionado; aeropuertos, terminales de buses y carreteras se ven sobrepasados en sus capacidades, miles de personas se movilizan para el encuentro de sus seres más queridos, para disfrutar por unos instantes de la intimidad familiar, reunidos por el sagrado vínculo del amor.
En estas fechas tan significativas, también cada uno de nosotros hace un personal viaje hacia nuestro ser interior, buscando nostálgicos, los recuerdos de vivencias pasadas y que con el transcurrir del tiempo, serán imperecederas y caminarán la vida junto a nosotros, hasta el fin de los tiempos.
Resulta muy sustantivo, al despedir un año, evaluar también, cuan valioso o pobre fue mi aporte al año que se va, no precisamente al año, si no a cómo fue mi entrega con las personas que a diario convivo, en la familia, en el trabajo, con mis amigos y, por supuesto, también con los más necesitados.
Aunque resulte demás decirlo, cuan valioso es para el diario convivir, ejercitar ciertos consejos por todos conocidos, antes de iniciar un nuevo año, tales como; no pensar mal de todo el mundo, escuchar con atención e interés a todas las personas, si queremos ser felices; hagamos feliz a alguien, antes de herir, perdonemos; disfrutemos la vida, que por lo general, es más corta de lo que pensamos. La mejor convivencia no es aquella que relaciona a seres perfectos, sino aquella en que cada individuo sabe convivir asertivamente con sus semejantes; con sus virtudes y defectos. Aún en las situaciones más complejas; tratar de ver siempre la parte del vaso llena.
Al decir adiós a un año más, que maravilloso es poder con fe y esperanza decir; "Vida, estamos en Paz...".
Feliz Año Nuevo a cada uno de ustedes.
Martín Bretón Olmos
Magister en Política Educacional