Óscar Contardo: "No creo en los finales felices"
El periodista, columnista y escritor se empina a 39 crónicas en su libro "Fuera de lugar". Ahí despliega el imaginario de su niñez en Talca, retratos breves e investigaciones sobre nazis y otros habitantes de Santiago.
La miscelánea de Óscar Contardo es puntuda y tierna: por sus textos desfilan La Desideria, el racismo, Julio Martínez, el General Bernales y el accidente de Gladys Valck. Hay espacio para recordar a los edificios caracoles, acotar al cura Felipe Berríos y acompañar a Rodrigo Lira en su delirio, todo con un planeo por la figura de Pedro Lemebel, además de una mirada hastiada sobre los cataclismos naturales que gatillan esa carga de cinismo social que nadie quiere ver, junto a episodios más íntimos, a media voz, sobre irremediables amistades suspendidas por la muerte, y por eso, conservadas en el tiempo.
Su pluma se vuelca en "Fuera de lugar" (Ediciones Universidad Diego Portales), un compilado donde el humor negrísimo del autor saca sonrisas que pueden torcerse al horror o relumbrar en rescoldos de nostalgia. Hay también comparaciones ingeniosas y ligeras ("El caracol es el neanderthal de los malls"), e inofensivas caracterizaciones, como esta para la cueca: "El baile nacional arrastrado del campo a la ciudad, como quien le pone tejas a un rascacielos".
Cuenta el autor -que es periodista, columnista y escritor- que de las 39 crónicas, once son inéditas y corresponden un viejo blog que tuvo. Los más antiguos, dice, son de 2006. Por cierto, el blog ya no existe, pero conserva los textos. Hizo una primera selección de los que más le gustaban y se los propuso a la periodista argentina Leila Guerriero, quien "hizo el corte final y le dio un orden y un sentido al libro".
-¿A qué alude el título "Fuera de lugar"? Me acordé de "Pecado para dos", la canción de Virus que dice "cositas fuera de lugar".
-Alude a un punto de vista que no se termina de acomodar a ningún sitio. Una especie de brújula en la que el norte siempre está en un espacio y tiempo inalcanzable. Aunque me gusta mucho Federico Moura, no tiene que ver con esa canción.
-¿Has escrito poesía?
-Jamás. Me parece un atrevimiento para el que no tengo talento.
-¿Y qué poetas te gustan?
-Alejandra Pizarnik, José Ángel Cuevas, Gil de Biedma y W.H. Auden. Pero me da pudor decirlo, porque soy completamente ignorante en poesía.
-¿Te gustaría escribir una novela o cuentos? ¿Algún guión audiovisual, algo de dramaturgia?
-Nunca he escrito ficción.
-¿Por qué?
-Es divertida esa pregunta, y la anterior, porque en el fondo lo que me estás diciendo es que no escribo literatura. A un narrador de ficción nadie le preguntaría "¿por qué no escribes ensayo o dramaturgia?". Tampoco he visto que a un poeta le digan "oye, ¿por qué no escribes no ficción? Es muy fuerte tener que dar explicaciones por no abordar un género en lugar de otro. Escribo sobre cosas que ocurren. Punto.
-Disculpa si te hice sentir que lo que escribes no es literatura. Tienes razón en no reparar en géneros.
-Descuida. Es algo usual. Por lo general la gente cree que escribir no ficción es una especie de preparación para escribir ficción. No te consideran escritor sino hasta que inventas algo o le cambias de nombre a la gente para hacer pasar por fantasía la realidad.
Recuerdos y provincia
El libro de Contardo abre con "Me acuerdo", un texto donde reconoce que le gustan los recuerdos. "Los uso como talismanes, como fuente de aprovisionamiento, como un museo propio que trato de visitar de la forma en que se visita un santuario o una iglesia". Cuenta que sus primeras memorias son de Talca en 1978, cuando tenía cuatro años y su padre le explicó que la ciudad estaba en una depresión: "Talca es un hoyo, dijo una vez mi padre, aventurándose a dar por sentado un rasgo geográfico que nunca comprobé".
-Recordar te interesa mucho. ¿Cómo funciona tu memoria?
-Tenía muy buena memoria, pero se ha ido apolillando con los años. No la ejercito, o al menos no la ejercito conscientemente. Simplemente me acuerdo de cosas que a algunos les parecería más conveniente olvidar.
-¿Te imaginas volviendo a vivir en tus viejos lugares?
-No. Ni en mis peores pesadillas.
-¿Qué es lo que más te atrae de la figura del provinciano? Nombras como ejemplos a Mistral, Neruda, Ruiz, Parra y Jara, además del personaje de Martín Rivas. ¿Cuáles son sus rasgos en común?
-No me atrae la figura del provinciano, porque eso significaría que es algo que está fuera de mí. Ser provinciano es parte de mi identidad, lo que me constituye, es parte de la manera de ver el mundo y eso sobrepasa con mucho a los provincianos chilenos. Tengo un Olimpo de personajes que llegaron de los diferentes San Rosendo que hay en el mundo. Desde Truman Capote hasta Manuel Puig, pasando por Pedro Almodóvar y John Waters. El punto en común es que todos ellos se construyeron a sí mismos y además se tomaron la molestia de hacer un mundo en torno a ellos.
-Hablando de Capote, lo mencionas como una guía espiritual. ¿Por qué lo sientes así?
-Porque sobrevivió y a pesar de todo, triunfó.
Trabajo largo
En cada uno de los trabajos de Contardo hay un arduo camino de investigación, con testimonios valiosos y simbólicos. Por ejemplo, en "Un lugar para las despedidas" consigna que en julio de 1984 se encontró en la calle Merced el cuerpo, golpeado brutalmente, de la arquitecta Mónica Briones, que era lesbiana. Un mes después, en agosto, fecha la muerte de la primera víctima oficial del sida en Chile, un hombre del que solo se dio a conocer su nombre de pila: Edmundo.
-En tus libros se nota un exhaustivo trabajo de investigación en prensa. ¿Cómo lo abordas?
-Es un trabajo largo. Lo primordial es hacerme una idea de lo que quiero decir, cuál será el tono. Los últimos libros me han tomado dos o tres años. La investigación es la parte más extensa: bibliografía, definición de fuentes, reporteo en terreno. La escritura es trabajo pesado, corrijo muchísimo. Una misma página puedo corregirla veinte veces antes de quedar conforme.
-¿En qué estás con tu libro sobre la religión en Chile?
-Está viento en popa. Estoy en el último tramo de la investigación, pero ya empecé a escribir los primeros capítulos. Será un libro sobre la fe, el poder, la impunidad y el abuso instalado como forma de vida.
-De este año que termina, ¿qué sucesos sobrepasaron tu capacidad de asombro?
-¿Asombro? La elección de Donald Trump. Eso marcará una generación, marcará una época. Aún me parece inconcebible.
-¿Hubo algunos que te dejaron creyendo en la posibilidad de un final feliz?
-No creo en los finales felices, no los busco tampoco. Tal vez si me dedicara a escribir novelas, pero yo escribo sobre cosas que ocurrieron de verdad y cuando se trata de eso, la felicidad es una variable irrelevante.
El orden de "fuera de lugar", el reciente libro de óscar contardo, lo dio leila guerriero.
Por Amelia Carvallo
carlos catalÁn