¡Aquí, el "Roto"!
¡Eh, compadre!, no pase tan de prisa. Deténgase un instante para hablar de nosotros, los "Rotos". Estamos a 20 de enero. El 20 de enero de 1839, en Yungay, nuestros bravos abuelos, confundidos en un solo y sólido bloque de heroísmo, lograron victoria de armas y victoria de sangre, echando al mundo una categoría humana ponderable: la del "Roto", la tuya y la mía… si es que somos capaces de repetir sus grandezas.
¡Y tanto que hablamos de amor a Chile y a sus hijos, y el 20 de enero, aquí, nos echamos al bolsillo al "Roto" en su gloria! Hasta hace poquísimos años, el 20 de enero era una fuerte vibración de Patria que nos conmovía. ¿Y ahora…? No podemos saltarnos esta fecha singular: es la fecha de nosotros mismos en fervor de Chile.
Porque el "Roto" es hombre de grandezas en el trabajo y en la amistad, en la contienda y en la lealtad: es hombre que avanza por la vida, sin negar sus hombros a los carguíos del azar; ni detenerse, un paso, cuando la muerte le sale a torear por los caminos.
Uno es el "Roto", aunque la Patria lo muestre de aquí y de allá, de Norte y de Sur, de "rajos" y de surcos, de proas y de minas, de construcciones y de ferias. El primer "Roto", el decisivo, se llamó Filiberto Cámara y guerreó "Durante la Reconquista". Pero, en Yungay, se llamó Pedro, Juan y Diego; y en el áspero combate por su pan y su dignidad basta con llamarlo "hermano".
"No importa cómo me llame / nadie cause un alboroto: / basta que el pecho se inflame / sabiendo que soy el "Roto".
En 1909, Eulogio Gutiérrez publicó una obra en que estampa diversos "Tipos Populares", destacando la presencia del "pampino", de los "Rotos", a su juicio, el superior y el verdadero símbolo del chileno, por su pujanza y su coraje para vencer la dureza de la pampa. Esta opinión no solo nos enorgullece: nos responsabiliza para emularlo en los nuevos desafíos que nos presenta el Norte, obligándonos a servirlo en su historia.
¡Seamos "Rotos del Norte", en honra de Patria!
Andrés Sabella