AUMENTO DEL GASTO PÚBLICO Y REACTIVACIÓN ECONÓMICA
ECONOMÍA: ¿Qué tan eficiente es esta política fiscal expansiva?
El Banco Central de Chile, en su Reunión de Política Monetaria de enero, dio a conocer distintos antecedentes que nos muestran la persistencia en el deterioro del crecimiento económico de nuestro país, ya que se confirman las estimaciones de crecimiento para el año 2016 en un 1,5 % anual, y un 2 % para el 2017, junto con una baja del crecimiento para el año 2018 a un 2,5 %1.
Al descomponer el producto, podemos visualizar un leve crecimiento en el consumo de las familias, explicado principalmente por los bienes durables, dado el incremento en la compra de automóviles (12,4 % anual), sin embargo, la encuesta de expectativa de los consumidores, llevada a cabo en diciembre, muestra el claro pesimismo que presentan. Por su parte, la inversión en términos anuales, tuvo una caída en la formación bruta de capital fijo de -1,2 % el tercer trimestre del 2016, dentro de ésta, el componente más afectado fue construcción y otras obras, con un deterioro de -1,8 %. Se espera que estas cifras continúen débiles, puesto que persiste el pesimismo de los empresarios en la última encuesta de expectativas. En lo referente a la demanda externa, continuaría el déficit en la cuenta corriente, esperando que llegue el 2017 a un 1,9 % del PIB.trabajo que la persona realizaba.
La política fiscal expansiva
Bajo este escenario, algunos expertos han aconsejado que el gobierno realice una política fiscal expansiva, es decir, que dé un impulso a la actividad económica a través del aumento en el gasto público, como lo planteaba Keynes, con el fin de que esta acción genere un mayor dinamismo en la demanda agregada y reactive la economía. Sin embargo, ¿qué tan eficiente es el aumento en el gasto público para reactivar la economía?
Giavazzi y Pagano (1990) a través de estudios en los ajustes fiscales de Dinamarca e Irlanda, llegaron a la conclusión de que existen resultados no keynesianos, puesto que una política fiscal expansiva podría comportarse como una contractiva, si los agentes consideran que el mayor gasto público será financiado con mayores impuestos en el futuro.
Por su parte Cerda, González y Lagos(2003) en su estudio "¿Es efectiva la política fiscal?: Evidencia para una economía emergente" estudian el caso chileno para el período 1986 al 2001, y concluyen que un aumento en el gasto fiscal tiene un efecto significativo y negativo cercano al 1% en la actividad económica, la explicación para esto es similar a la anterior, puesto que los agentes racionales ante un aumento en el gasto público reconocen que debe ser financiado con mayores impuestos futuros, lo que traería menor consumo, y un mayor pesimismo en la inversión lo que generará una caída en la actividad.
Evidencia empírica
Esto nos permite concluir que una misma política fiscal expansiva, a través del gasto público, llevaría a distintos resultados, dependiendo de la economía para la cual se piensa intervenir, es así como Ilzetzki, Mendoza y Végh (2001) en su estudio "How big (small?) are Fiscal Multipliers?, a través de un estudio en 44 países concluye que:
i) Las políticas fiscales tienen un mayor efecto en la actividad económica en los países industrializados que en los países en vías de desarrollo.
ii) En países con tipo de cambio flexible, éstas políticas tienen muy poco efecto en el crecimiento, a diferencia de aquellas que tienen un tipo de cambio fijo.
iii) Los efectos en el crecimiento serán altos en economías cerradas, sin embargo, mientras más abiertas estén las economías al mundo, menor será el efecto de la política fiscal.
iv) Los efectos de la política fiscal en el crecimiento serán casi nulos en los países que posean una alta deuda.
De acuerdo a esto entonces, se debe dudar si efectivamente la política fiscal es la solución, dado que Chile se caracteriza por ser un país en vías de desarrollo, con tipo de cambio flexible, altamente abierto al mundo, y con un balance del Gobierno Central Total deficitario desde el año 2013, por lo que de llevarla a cabo se debe actuar con responsabilidad, puesto que de otra manera sólo podría significar aumentar el riesgo país, con ello encarecer el crédito y por tanto disminuir aún más los niveles de actividad.
Sin embargo, no todas son malas noticias, puesto que la inflación en diciembre del 2016 alcanzó el - 0,2 %, cifra menor a la esperada por el mercado, lo que significó terminar con una inflación anual del 2,7 %. Si bien, las cifras a dos años se sitúan en la meta del 3 %, en los próximos meses se espera que pueda estar en el rango inferior de la meta, lo cual permitió al Banco Central recortar la tasa de política monetaria (TPM) en 25 puntos bases, para quedar en un 3,25 %, no descartando futuros recortes. Sin embargo, para ello se deberá analizar la evolución de las expectativas, como también los efectos del ajuste monetario de Estados Unidos en el valor del tipo de cambio dos por la reforma.
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