El abogado, José Zalaquett ha comentado su preocupación por el devenir político presente, marcado por el aumento de los nacionalismos y los fanatismos en el mundo, una realidad que tiene distintos síntomas y cuyas explicaciones no parecen del todo claras.
Zalaquett cita que los indicios son numerosos: en Europa aumentan los sentimientos contra los inmigrantes y los musulmanes, un hecho sobre cuyo diagnóstico puede haber más acuerdo, aunque eso no lo hace menos peligroso. En España, Francia, Gran Bretaña, Holanda e, incluso, Noruega, partidos y movimientos de extrema derecha están ganando elecciones o conquistando un porcentaje mayor del electorado. La reciente elección de Donald Trump es otro ejemplo.
En efecto, cuando se aseguraba que los tiempos del fascismo y el racismo estaban en los libros de historia hoy se presentan signos inquietantes en el horizonte. ¿Qué tan graves pueden ser? En el discurso y en la práctica, los ejemplos son de cuidado. Ataques terroristas, juicios generales en contra de algunas religiones, sectas o nacionalidades. Nada nuevo baja el presente de un mundo que tiende a volver sobre sus problemas.
Ciertamente el miedo o rechazo a lo distinto ha estado presente en el desarrollo humano, mucho más con la consolidación del Estado Nación y la fuerte impronta de aquellos que pregonan visiones radicalizadas de las religiones. Pero con el avance a la integración se pensó que el mundo era más pequeño y unido. A la luz de los hechos, el planeta es más pequeño, pero heterogéneo y con una interconexión determinada por lo económico más que por lo político.
De esta manera, el hecho que la globalización sea fundamentalmente de negocios determina, entonces, bastante de las fricciones que hoy son observables y que son caldo de cultivo para discursos populistas de distinto tipo. Y esa molestia se traduce en la violencia que espanta incluso en países latinoamericanos, donde puede observarse un lento avance de discursos más proteccionistas y diferenciadores.
¿Aumentará el fenómeno? De no mediar una comprensión más sustantiva de lo que el mundo vive hoy, sin duda este parece ser un hecho.