Valeria Barahona / Agencias
"No estamos listos, por ahora, para colaborar a nivel militar, pero nuestros líderes políticos conversarán y tratarán de encontrar un terreno común", afirmó ayer el secretario de Defensa norteamericano, Jim Mattis, quien participó en la segunda jornada de la reunión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que se realizó en Bruselas, Bélgica.
La postura que Estados Unidos, miembro clave de la organización militar, adoptará con respecto a Rusia era una de las principales incógnitas que permanecían en el encuentro. Esto, tanto por los bullados contactos de algunos miembros del entorno de Donald Trump con agentes rusos como por el declarado interés de la Casa Blanca por sellar una alianza con el Kremlin para combatir contra los terroristas del Estado Islámico (EI).
Los dichos de Mattis surgieron luego de que el Presidente ruso, Vladimir Putin, pidiera a EE.UU. una más estrecha cooperación en el relevo de datos, en el marco del trabajo de la OTAN.
Interferencia
"Hay muy pocas dudas de que interfirieron o trataron de interferir en elecciones en países democráticos", sostuvo Mattis, en referencia a la filtración de correos de Hilary Clinton durante la campaña presidencial, hecha supuestamente por hackers rusos. No obstante, también durante el proceso eleccionario estadounidense, el entonces candidato Donald Trump elogió a Putin y anunció una nueva era de cooperación con Moscú.
En el encuentro de ministros de Defensa de la OTAN, el representante de la Casa Blanca sostuvo que EE.UU. buscará "alguna manera de progresar con Rusia, en que Rusia cumpla con sus compromisos y vuelva a colaborar con la OTAN. Pero primero Rusia tendrá que demostrar su buena voluntad".
La administración de Barack Obama finalizó su cooperación militar con Vladimir Putin luego de que este anexara una provincia de Ucrania en 2014, pero el año pasado se reconsideró la alianza a fin de implementar un cese al fuego en Siria. El Departamento de Defensa se opuso al plan, que se desmoronó en poco tiempo.
Rusia
En una reunión paralela a la cumbre del G-20, en Bonn, Alemania, donde ambos Gobiernos participan, el secretario de Estado de EE. UU., Rex Tillerson, se juntó con el canciller ruso Serguei Lavrov, el primer encuentro entre ambos desde que Trump asumió la presidencia.
Tillerson indicó que su país cooperará con el Kremlin "si encontramos áreas de cooperación práctica que beneficien a los ciudadanos" de su país. "Cuando no estemos de acuerdo, Estados Unidos defenderá sus intereses, sus valores y los de sus aliados", dijo.
Tillerson también llamó a Moscú a "respetar los acuerdos de Minsk (sobre la guerra en Ucrania) y contribuir a una reducción de la violencia" en ese país de Europa oriental. Antes de la reunión, consultado por las turbulencias del gobierno de Trump, Lavrov dijo que Rusia no intervenía "en los asuntos internos de otros países".
"Tenemos muchas cuestiones que discutir. Espero que para cada uno de estos asuntos podamos determinar los parámetros de nuestra cooperación", agregó Lavrov.
Revisión a inteligencia
En gran medida como parte de la polémica por los supuestos lazos de cercanos a Trump con Rusia, el diario The New York Times informó que el Mandatario estadounidense planea designar a Stephen Feinberg, un multimillonario de Nueva York muy cercano a él, para que dirija una revisión a los servicios de inteligencia estadounidenses.
En el fondo de una decisión como esta se encuentran las sospechas del Presidente hacia las agencias de inteligencia, en el contexto de las filtraciones de información confidencial que han destapado la polémica por los supuestos contactos de personas de su entorno con personeros rusos. A comienzos de esta semana, el general Michael Flynn, hasta entonces al frente del Consejo de Seguridad Nacional, tuvo que renunciar, luego que se supiera de su contacto con el embajador en EE.UU. y la información incompleta que sobre ese encuentro dio al Vicepresidente Mike Pence.
Feinberg es miembro del Consejo Asesor Económico del Gobierno y posee estrechos vínculos con Stephen Bannon, el polémico estratega jefe de Trump. De concretarse el nombramiento, miembros de las agencias estatales de inteligencia temen que se reduzca la independencia de su actuar. También cuestionan la preparación de Feinberg para el cargo, quien sería visto solo como un nombramiento de lealtad, informó el NYT.
Polémica por posible designación
Los reportes de que el empresario Stephen Feinberg estaba en consideración para dirigir el servicio clandestino de investigaciones (contrainteligencia) sacudió a la comunidad de agentes en las últimas semanas, elevando la perspectiva de un control directo de la Casa Blanca sobre los espías de Estados Unidos, justo en un momento en que los vínculos de Donald Trump con Vladimir Putin están siendo revisados por el Buró Federal de Investigaciones (FBI).