2017: los hitos que vienen
"Este año hay dos hitos que marcarán nuestra vida nacional: el Censo de abril y la elección presidencial".
El 2016 fue de grandes reivindicaciones sociales en Chile. El debate por las pensiones y las bajas tasas de reemplazo para los jubilados, bastante alejadas del 70% como promesa inicial hecha por el sistema de capitalización individual, junto con el envejecimiento sostenido de la población chilena y los cuestionamientos a las excesivas ganancias de quienes administran el sistema, sacaron un nuevo tema ciudadano a la calle y lo mantendrán en agenda por un tiempo no menor, considerando que se avecina una época electoral.
Es más, todo indica que en esa misma lógica, la salud será uno de los grandes tópicos que podría volcar a los ciudadanos una vez más a las calles, a la luz del incremento de las utilidades de las isapres en casi un 50% respecto del periodo 2015. Pero dentro de todo lo que ha de ocurrir, hay dos importantes hitos que marcarán nuestra vida nacional este año: el primero es el Censo 2017, cuya realización está prevista para abril y que asoma como una oportunidad histórica para reivindicar el prestigio de nuestro sistema estadístico, tan cuestionado bajo la administración anterior que prometió hacer el mejor censo de la historia.
En efecto, tras la auditoría técnica del propio Instituto Nacional de Estadísticas (INE) al Censo 2012, se concluyó que este no cumplió con los criterios de cobertura, calidad y heterogeneidad - que son los estándares mínimos para que la información levantada pueda ser considerada un censo oficial - por la alta tasa de omisión registrada.
El segundo punto es la elección presidencial que se llevará a cabo en noviembre, poniendo de paso una cuota más de incertidumbre interna a las expectativas de recuperación económica. Según proyecciones del Banco Central, 2017 no sería un año muy distinto en materia de crecimiento y podríamos registrar un rango entre 1,5% y 2,5% por los bajos niveles de confianza y el aún acotado desempeño de la inversión, aunque sí prevén mejores perspectivas para el cobre.
Pero es simplista atribuir la lentitud económica solo a procesos políticos. Ello nos puede llevar a un diagnóstico errado y autocomplaciente si no tenemos en cuenta que, como país, hemos carecido de una estrategia de desarrollo sólida de largo plazo que se haga cargo de la real estructura económica del mundo y la inserción de Chile en ese contexto, mirando a ese mundo para agregar valor y no mirándonos el ombligo.
Roberto Castro
Decano Facultad de Economía, Universidad Central