"Aplanadora"
comentarista deportivo
Surgió de improviso, pero al pasado de las fechas se ha constituido en una fuerza asociada que crece con variables futbolística que entusiasman. Es un nuevo CDA. Es un equipo que está gustando, ganando y goleando. Así lo reflejó el 5-0 ante San Luis, en Quillota.
Primer tiempo equilibrado, pero con la insinuación de los albicelestes de aproximaciones más claras que el rival. Se jugó en no más de cuarenta metros. Marcas estrechas, pero el CDA se mantenía a la expectativa. No había duda que el "armado" defensivo y de los volantes volvían a sostener a los "jovencitos" del ataque.
La explosión de una fuerza colectiva que sabe recorrer el campo, se rompió con un Araos que navega con soltura en una zona que comparte con Carvallo, Salinas y el mismo Harbottle. Y como "no hay espacio que no quiera conquistar con su talento técnico", le colocó el gol a Carvallo, otro que tiene igual "alegría" para jugar como su par.
Lo que vino luego fue "un sueño" para el CDA. Carvallo de nuevo, Salinas, en otras dos ocasiones, y Harbottle, que renace, "derrumbaron" a los quillotanos que abrieron los caminos para certeras llegadas de los antofagastinos.
Muchos podrían pensar que fueron demasiadas las facilidades para la goleada. No es así. Los dirigidos de Vergara se "equilibraron". Descubrieron que es un juego asociado y que para jugar hay que tener el balón. Por tal razón, todos trabajan para recuperarla y cuando la tienen "disfrutan" como lo hicieron en el Lucio Fariña.
Fueron los atacantes los que hicieron la diferencia en el marcador. Claro que eso nació de la seguridad del arquero García, prosiguió con la precisión y recursos de los cuatro defensores del fondo, con "dos patrones" sobre ellos, Villagra y Sandoval, atentos para auxiliarlos y también claros para apoyar en el armado del juego.
A partir de aquella estructura base, surgen los Araos, Carvallo, Salinas y Harbottle, que se mueven en diferentes direcciones, sin eludir la refriega para establecer que "el juego de conjunto y asociado" es el potencial del CDA.
René
Cortés