"Silencio", Scorsese reafirma su fe
Si la búsqueda trascendental del director se manifestó en "La última tentación de Cristo", su nueva cinta, adaptada de un libro y recién estrenada en Chile, reafirma su vocación cristiana. Es como su Big Bang.
Con el tiempo resulta más clara la analogía de "La última tentación de Cristo" con las propias búsquedas trascendentales de Martin Scorsese. La historia de un Jesús que deja de lado su misión para posteriormente arrepentirse y optar por el sacrificio parece una metáfora de la curva espiritual del propio cineasta. Si esa película reflejaba sus cuestionamientos religiosos, la reafirmación de su fe se llama "Silencio", una cinta sobre cristianos que son perseguidos y la pasan mal -en el contexto del violento Japón feudal del siglo XVII-, pero que nunca renuncian realmente a su devoción.
De alguna manera, Dios ha estado presente en toda la obra del neoyorquino, incluso en la más oscura. "Who's that knocking at my door" (1967), su primer largometraje, narra el dilema de un joven (Harvey Keitel) atrapado entre los dogmas de su formación católica y la tentación por una chica liberal. El mismo Keitel volvería a abrazar la duda existencial -ahora entre el catolicismo y las tentaciones mundanas de la vida ligada a la mafia- en "Calles salvajes" (1973).
Pero en los tiempos de "Taxi driver" (1976), la balanza se inclinó hacia la noche. Scorsese comenzaría un descenso por el desencanto, la adicción a la heroína y los bajos mundos, pero no abandonaría su formación como creyente. "Si estuviera entre nosotros ahora, Jesús viviría en la Octava Avenida con las prostitutas y los dialers de crack. Él nunca tuvo miedo de estar en compañía de los marginados", dijo tras el estreno.
Su rehabilitación se dio en medio de "El toro salvaje" (1980), probablemente su mejor película hasta la fecha. No es casual que convirtiera el calvario del boxeador Jake LaMotta en una historia de iluminación a través de una cita de clausura: "Por segunda vez llamaron al hombre que había sido ciego y le dijeron: da gloria a Dios; nosotros sabemos que este hombre es un pecador. Entonces él contestó: si es pecador, no lo sé; una cosa sé: que yo era ciego y ahora veo" (Juan IX, 24-26).
Pero fue en 1988, con "La última tentación de Cristo", cuando el director abordó la fe cristiana directamente. Se basó en el controversial libro de Nikos Kazantzakis y la polémica estalló. Hubo censuras en varios países (Chile entre ellos) y grupos de católicos sabotearon las funciones. Pero en Nueva York hubo diálogo. Luego de una charla, de hecho, el arzobispo de la ciudad le regaló al realizador una copia del libro "Silencio", de Shüsaku Endo. Scorsese tardó casi 30 años en adaptarlo para la gran pantalla, acaso por respeto a la majestuosidad de la obra maestra de ese escritor japonés que adoptó el catolicismo.
Si la película es una confirmación de fe, en términos cinematográficos implica un acercamiento al misticismo de cineastas gigantes como Dreyer, Tarkovski o Bresson. Scorsese transforma el silencio y el espacio en los protagonistas de una película repleta de atmósferas y pequeñas epifanías. Si mira hacia esos cineastas que Paul Schrader (viejo colaborador del neoyorquino) alguna vez definió como "trascendentales", también lo hace hacia el cine de directores japoneses como Kurosawa y Oshima. "Silencio" es un Big Bang, el el choque celestial de dos mundos.
"No hay sucesores de Soda Stereo"
-¿Cuándo conociste a Soda Stereo?
-La primera vez que vi a la banda fue en el verano de 1984, varios meses antes de la grabación y lanzamiento de su primer álbum. Fue en un mini festival en que se hizo en una decadente tanguería llamada Marabú, que fue "tomada" por rockeros por unas cuantas semanas. Me impresionó su energía salvaje y punk, su imagen y su convicción, además de las canciones, claro. En los 90 asistí al corazón de la reinvención sonora de la banda y presencié el último concierto en Venezuela y Buenos Aires.
En resumen
Andrew garfield es uno de los protagonistas de "silencio".
-Disco favorito y top five de canciones de Soda.
-Me gusta mucho "Signos", que fue el el primer álbum donde unieron su sonido moderno con aires de rock clásico. Me resultó contundente, fascinante, impactante. Me ocurrió lo mismo con "Canción animal". Canciones: "Vita-set" en vivo; "Sin sobresaltos", porque es el inicio perfecto para un disco perfecto; "En la ciudad de la furia", porque fue un clásico instantáneo; "Hombre al agua" en vivo 2007, por su poderío rockero total; "Primavera 0", por ser la punta de lanza de una nueva evolución y cambio de sonido, sin perder su esencia ni estilo.
-¿Hay sucesores de Soda? ¿Cómo estuvo el estreno de "Sép7imo día"?
-No hay sucesores de Soda, por la sencilla razón que ya no hay una banda que sobresalga tan claramente por encima de las demás. En cambio, sí hay una veintena de grandes bandas y solistas con excelente calidad y poder de convocatoria, cada uno en estilo y subgéneros diferentes, desde el rock duro hasta el reggae, la canción de cantautor o el pop-rock. De "Sépt7mo día" me fascinó la combinación de la música de Soda reversionada por Zeta y Charly con la imaginería visual y las destrezas acrobáticas del Cirque du Soleil.
fernández vivió la trastienda de soda desde la génesis hasta el retorno en el año 2000.
en resumen
"Silencio", de Martin Scorsese ("Taxi Driver", "El aviador"), se estrenó en el Vaticano y llegó a Chile llegó esta semana. Protagonistas: Andrew Garfield, Adam Driver y Liam Neeson.
Por Andrés Nazarala R
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"Soda Stereo. La biografía total" (Editorial Sudamericana) acaba de llegar a Chile y es un recorrido de más de tres décadas del periodista Marcelo Fernández Bitar junto a la banda de rock argentino, desde los sótanos del under a los estadios más grandes del país.
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nora lezano