Lollapalooza: la fuente de la eterna juventud
Pensar que Lollapalooza debe ser la gran plataforma para que la música se fusione con otro tipo de formatos de eso no hay duda… pensando casi como el gran "Big Data" del movimiento musical en nuestro país.
Una "supercarretera" donde convergen distintas edades, desde pequeños de no más de dos años con audífonos para suplir los fuertes riffs de guitarras y mezclas de electrónica, hasta abuelos de casi 70 años acompañando a familiares o simplemente ver de qué se trataba.
Si se pensaba que en años anteriores eran solo decenas de antofagastinos los que viajaban, ahora me atrevería a decir que son cientos los que se prepararon para llegar a la gran capital para disfrutar de un festival que sigue siendo único. Eso se notó en el aeropuerto días antes, revisando el lineup para pensar a qué hora llegar o simplemente saber en qué momento tocaba su banda favorita, total, el antofagastino quiere disfrutar todo el festival…
Poco importó las críticas de sus amigos, hermanos o demases sobre el cartel que se les venía, es poco usual ver a un rockero de la vieja guardia fanático de Metallica, estar esperando horas sin conocer otras bandas. Eso les pasó a muchos en el primer día al esperar por horas en el escenario donde tocarían y viendo pasar a diversos artistas como La Pozze Latina (muchos los disfrutamos en la juventud), Lucybell (quien niegue no haber conocido por lo menos Mataz, que no siga leyendo), Cage the Elephant (los eternos invitados, pero no muy coordinados) y Rancid (unas leyendas del punk), antes de los esperados Hetfield y compañía.
Ese "recorrido" los hace reflexionar sobre si realmente valió la pena la espera. ¿Qué importa más? Estar en una espera eterna fuera de un estadio, o disfrutar de un festival con decenas de bandas, ver bien desde todos lados, baños y accesos a comidas (un gran acierto la venta a través de las pulseras para agilizar las compras, que aunque colapsaba por momentos, nunca perdió el sentido…).
El que asistió y no le gustó se "queja de lleno", son gustos, tendencias, estilos, hay cabida para todos… la palabra "tolerancia" podríamos ocuparla para este caso…
Excelentes presentaciones, donde se pudo apreciar a grandes de la música como Duran Duran, quienes lograron encantar a nuevas generaciones y sorprender a sus fieles fanáticos quienes llenaron un escenario, donde también se presentó el superventas The Weeknd, quien destacó por su notable voz y su puesta en escena.
Un Lolla 2017 que fue capaz de recibir con los brazos abiertos luego de más de una década a The Strokes (con un vocalista con un estilo único y que pese a sus desaciertos en el escenario su fiel fanaticada le perdonaba todo…)
Un negocio donde ganamos todos quienes deseamos ver música, los productores, las bandas, las propuestas de innovación y una idea que está quedando pequeña por toda la gente que asistió, pero qué más da… los artistas ya no venden discos y si pagar una entrada te da derecho a ver 70 agrupaciones distintas, avísenme para comprar mi entrada "en verde" nuevamente… porque yo quiero seguir disfrutando de la música y de su eterna juventud por mucho tiempo más…
Pamela Rodríguez Torres,
periodista