El mixto
El pitazo coincidía con la sirena del mediodía. Tirando tres carros de pasajeros y una buena cantidad de bodegas y góndolas de carga, partía de la Estación, llevando pasajeros a los pueblos intermedios hasta arribar a Calama cerca de las 22 horas. Pero antes de los primeros diez minutos de viaje, se detenía en la estación "Playa Blanca", en las cercanías de lo que es hoy el cuartel de la Tercera Compañía de Bomberos.
Se alejaba de la costa, serpenteando los vericuetos de la quebrada de "Carrizos" hasta llegar a "La Negra". Un breve alto y seguíamos hasta Portezuelo, donde el viento nos obligaba a cerrar las ventanas corredizas. Allí se provisionaba de agua a la locomotora, para enfrentar el tramo O`Higgins, Uribe, Prat y "Latorre", a la vera del camino, cerca de Mantos Blancos.
La estación "Cuevitas" y sus tunales, nos tentaban. Pero nos preparábamos para ello y disponíamos de un tarro de leche -vacío- para arrancar las tunas y lanzarlas al suelo, donde perdían sus espinas. Baquedano nos recibía con un gentío enorme. Vendedores, pasajeros en tránsito, esperando las combinaciones del "longino". Al sur o hacia el norte. Engrasadores, cambiadores (guarda agujas, les decían)… Y una espera de media hora. Otra vez carga de agua, que la generosa cachimba vaciaba al estanque de la locomotora.
"Cerrillos", "Carmen Alto" (conocida como estación "Central") y "Salinas", eran la antesala de la llegada a Pampa Unión, a la que se arribaba cerca del ocaso, con un cielo de matices púrpuras. "Chela" antecedía a Sierra Gorda, donde otra vez se arrimaba una gran cantidad de gente recibir el tren y se hacían maniobras.
Entre "Cochrane" y "Cerritos Bayos", la pendiente obligaba a poner otra locomotora para tirar el convoy. Con las luces de Calama a la vista, comenzábamos a sentir el frío, propio de la cordillera. Llegar a la estación Río Loa, era la antesala. No faltaba nada. A ponerse los jerseys y los gorritos de lana…
El "mixto" entraba a Calama.
Jaime N. Alvarado García