Bienes Nacionales por estos días tramita una orden de desalojo contra aquellos ciudadanos que -sin mediar ningún proceso de compra o arriendo fiscal- decidieron 'tomarse' franjas de terrenos en las playas Punta Itata y Chacaya, ubicadas a unos 85 kilómetros de Antofagasta.
La ocupación ilegal de predios es tan flagrante, y sin temor a sanciones, que incluso los supuestos dueños de los terrenos dejan sus números de celulares en los cercos para posibles transacciones. Algo totalmente fuera de la ley porque cualquier venta masiva de terrenos fiscales debe ajustarse a una licitación, previa oferta pública de los inmuebles.
Sin embargo, el tema no es nuevo, ya que también ocurre lo mismo en el balneario Juan López, donde sus antiguos vecinos reclaman porque cada día aumentan más las 'tomas' de terrenos, sobre todo en su sector alto.
Si bien estas acciones pueden tener su origen en el déficit habitacional en Antofagasta o bien en la falta de una política para la enajenación de terrenos fiscales, lo preocupante es que algunos ciudadanos crean que están por sobre las normas vigentes en cuanto a la propiedad de los bienes o terrenos fiscales.
Sin ir más lejos, la aparición de los campamentos en la capital región tiene ciertas señales sobre lo indeleble que pueden llegar a ser las normas, si no existe una fiscalización eficiente. Es verdad que estos asentamientos tienen su origen en una cuestión social, léase falta de viviendas sociales, pero también surgieron por el tardío control de las 'tomas', ahora convertidas en un problema ciudad.
Definitivamente hay un relajo general en Antofagasta con el cumplimiento de la ley.
Lo básico es saber que nadie está por sobre las leyes y todos los terrenos tienen un propietario, ya sea el Estado o un privado. Así, quienes realizaron el loteo ilegal en las playas Punta Itata y Chacaya no pueden alegar ningún tipo de consideraciones, porque lo más probable es que su destino sería para la denominada 'segunda vivienda', o sea, un inmueble para el veraneo o descanso familiar.
No podemos convertirnos en la región de las 'tomas'.