El Mar en la Pintura Chilena
La Pintura Chilena en cuanto a contenido y forma, es una pintura de tierra adentro, pese a nuestro largo litoral y a la presencia del Mar Pacifico, que condiciona nuestro clima hasta los últimos rincones.
Antonio R. Romera el crítico e Historiador de la Pintura Chilena, español que llego en el Winnipeg comentaba que cuando llegó al país creyó que todos sus habitantes venían llegando de la playa por el tono de su piel.
En el chileno prima un sentimiento de tierra adentro, es hombre "del interior", de condición agraria y minera, quizás raigal tradición ancestral e hispana, que los empujo a labrar la tierra o a buscar vetas y filones metalíferos para encontrar la fortuna.
Sin embargo, poseemos una tradición pictórica que gira en torno a este cambiante escenario de las praderas marinas y a los puertos o caletas de nuestro litoral. Han sido dos puertos donde se ha desarrollado una pintura que ha tenido como fuente de inspiración el Mar y la vida que transcurre en su torno: Valparaíso y Antofagasta.
Valparaíso por su antigüedad y cercanía a Santiago es el puerto de mayor tradición pictórica, que ha contado con artistas porteños y gran presencia de pintores procedente de la capital o del extranjero.
Como lo ha dicho el pintor e historiador de la pintura Chilena, Waldo Vila "Valparaíso es el paraíso del pintor", el puerto visitado por veleros y barcos de todas las latitudes y banderas, posee una magia singular, producto de su intrincada arquitectura que sube por cerros y quebradas, dando como resultado una poesía urbana de gran pictoricidad.
Diego Rivera, el gran pintor mexicano, exclamo al verlo: "Todos los chilenos deberían ser pintores con un puerto así".
En Valparaíso han nacido un Valenzuela Puelma, gran maestro de fines del siglo XIX, hasta un Camilo Mori, Premio Nacional de Arte. Camilo, que cultivó todos los "ismos" del siglo XX, quiso volver y dedicar sus últimas fuerzas a pintar Valparaíso. Lo esperaba una casa con vista a la bahía y 40 telas. No las alcanzó a tocar. Y ese Mar aún espera sus pinceles.
Waldo Valenzuela Maturana