Daniel Contreras Palma
Una Gabriela Mistral libre pensadora, con ideas críticas en política, comprometida con las luchas feministas, educacionales, indigenistas y campesinas. Esa es la mirada de la poetisa chilena y Premio Nobel de Literatura que la Compañía de Teatro Patrimonial imaginó y resignificó en la obra "Una Gabriela Mistral entre líneas".
A través de una revisión de los manuscritos, filmografía, archivos fotográficos y su correspondencia con múltiples actores de la vida política y cultural de Chile, Latinoamérica y Europa, además de su intercambio de cartas con su compañera de vida Doris Dana, la compañía nacional plantea una faceta distinta de una de las principales figuras de la literatura chilena y latinoamericana.
Una Gabriela Mistral multifacética y controvertida, que la destaca actriz y director de teatro antofagastina, Arlette Ibarra (quien responde esta entrevista), encarna en este montaje dirigido por Susana Rivero.
La obra, se presentará este sábado en Antofagasta, a las 21 horas, en el Salón Teatral; ubicado en calle Maipú 642, segundo piso.
Pensamiento político
¿Qué Gabriela Mistral es la que nos presenta la obra?
-Es la Gabriela libre pensadora, con una postura política sumamente vigente, con ideas que planteó en las décadas 30, 40 y 50, y que hoy tiene plena verdad para lo que estamos viviendo nosotros como chilenos y latinoamericanos. Es fundamentalmente una mujer que más que una artista se sentía una maestra comprometida con la justicia social.
Gabriela Mistral es desconocida por su pensamiento político. Es justamente ahí donde radica su fuerza y también su tragedia. Y no es algo que digamos nosotros, sino los investigadores de Gabriela Mistral quienes concuerdan que fue su pensamiento político lo que hizo que Chile la desconociera, en especial la clase política e intelectual de nuestro país.
En ese sentido, nosotros quisimos justamente rescatar estas reflexiones que hace Gabriela Mistral sobre Chile, la educación, el lucro, nuestra identidad, Antofagasta y la minería, ve una clase media enloquecida de goce y de lujo que será la perdición de Chile y el sentido de ser latinoamericano.
¿Qué aspectos relevantes sobre la vida de la poetisa chilena destacan en el montaje?
-La obra también plantea una relación interesante con Doris Dana. Por fin veremos la relación de ellas a través de la correspondencia que mantenían. Nosotros hicimos una representación ficticia de la acción que transmiten estas cartas donde hablan del amor profundo que ellas se tenían y cómo Gabriela se apoyó en la última etapa de su vida en Doris Dana para poder seguir adelante después de la muerte de su hijo.
La íntima relación sentimental que unió a la poeta chilena Gabriela Mistral con su albacea estadounidense Doris Dana salió a la luz con la publicación de la correspondencia que ambas mantuvieron y que fue donada al Gobierno.
La relación que mantuvieron Gabriela Mistral y Doris Dana fue un hecho soslayado por mucho tiempo entre los expertos chilenos, ¿por qué?
-En Chile todo es tabú en la estructura institucional, porque la gente común y silvestre habla de los temas y no tiene problema. A la estructura no le gusta que le muevan sus cimientos. No le gusta ver la realidad. Ahora la estructura está hecha por personas. En general hay un "establishment" de la chilenidad que no quiere mirarse a si misma. Por lo tanto, tu no puedes pedirle a los otros que hagan algo que no han hecho consigo mismo. No puedo pedir a la gente que ame la tierra si no se aman a si mismos. Si no nos miramos a nosotros mismo nunca vamos a ser tolerantes con los demás.
En el caso de la Gabriela Mistral también tiene que ver con una época en la cual a la mujer se le trataba de alejar de cualquier instancia que fuera intelectual o libre pensadora. Hay que tener en cuenta que ella luchó por el voto femenino y escribió mucho al respecto.
Fue una época compleja para las mujeres en términos de poder posicionarse como individuos independientes.
Libertades
A propósito de lo mismo, tras presentar "Una Gabriela Mistral entre líneas" en Buenos Aires, Argentina, Arlette Ibarra cuenta la siguiente anécdota:
"Cuando presentamos la obra en Argentina fuimos a un café muy conocido en Buenos Aires "El Tortoni". El administrador del local nos contaba que Gabriela Mistral y Alfonsina Storni (poetisa argentina) frecuentaban este lugar y se tenían que sentar al fondo del café porque los hombres no dejaban que eso sucediera. Un día, ellas se revelaron y se sentaron adelante, a vista y paciencia de todos los señores de la época. Imagínate, si no podías sentarte en un café tranquila, menos ibas a poder manifestar que tenías una condición sexual distinta.
¿Qué elementos utilizó para construir a esta Gabriela libre pensadora?
Ahí tuvo una implicancia bien importante la directora de la obra Susana Rivero. Ella hizo mucho hincapié en el tema de la gestualidad. Fue una investigación de dos meses que no solo considero la literatura de Gabriela Mistral, sino que también revisar videos de ella para ver su forma de moverse, su tono de voz y de vestir. Los vestuarios son tal cual a la época. Hice un imbuyendo de lo que ella pensaba. En ese aspecto realicé un trabajo súper fuerte donde tuve que aprender mucho texto y aplicar una técnica para absorber tal cantidad de información. Lo que hice fue caminar por el paseo del mar repasando los textos.
"Nosotros hicimos una representación ficticia de la acción que transmiten estas cartas donde hablan del amor profundo que ellas se tenían"."