El dos de abril de presente año, publiqué en este Diario una columna en la que invitaba a la sociedad civil de la Región a preguntarse por qué el sistema actual de AFP no permitía invertir en activos alternativos a las meras acciones y bonos de sociedades anónimas abiertas (que transan en la Bolsa de Santiago), como si lo permiten la mayoría de los fondos de pensiones europeos y norteamericanos que invierten en una gama de activos más diverso tales como: private equity, activos inmobiliarios, proyectos de infraestructura, etc., lo cual claramente podría beneficiar a nuestra Región, toda vez que la posibilidad de invertir en dichos instrumentos podía traer consigo una mayor descentralización del poder económico y el fortalecimiento de nuestra economía de escala.
Pues bien, este importantísimo cambio ha comenzado a gestarse esta semana, con la decisión de la Superintendencia de Pensiones de colocar en consulta de los actores del mercado financiero y de pensiones una nueva norma que permitirá la inversión en los activos alternativos antes enumerados, con miras a ser implementada desde noviembre de este año.
Y es que no podía ser de otra forma, el país tiene una serie de proyectos diseminados por distintos puntos de la república que requieren ser financiadas adecuadamente, y el actual sistema era un factor de centralización del capital financiero, lo cual ahoga el desarrollo de grandes proyectos a nivel local.
De más está decir que esto involucra una gran oportunidad para el conjunto de medianas y grandes empresas de la región, organizadas corporativamente como sociedades anónimas cerradas (que no transan en Bolsa) y para las empresas que desarrollen proyectos inmobiliarios y de infraestructura con presencia local, pues la reforma planteada involucra un flujo de inversión que podría redundar no sólo en el desarrollo económico de nuestra zona, sino que también en la rentabilidad de los fondos de pensiones de todos los chilenos, que según estimaciones conservadoras de la propia Superintendencia del ramo, podrían verse elevadas al menos en un 5%.
Como se puede apreciar, esta medida es una gran noticia para todos los chilenos y para todos los que creemos que la descentralización no es un problema meramente político-institucional, sino también económico-social.
En esta segunda esfera, iniciativas como ésta, aceleran la consolidación de una fuerte economía de escala local. El llamado es ahora a los gremios y empresas locales a aprovechar la oportunidad que se está abriendo.
Institucionalidad regional endógena y estratégica (2)
Gracias a una iniciativa del Plan Creo Antofagasta, pudimos conocer con bastante profundidad la experiencia de desarrollo urbano-social del municipio de Medellín, Colombia, principalmente de los últimos 15 años. Sin duda, una experiencia -analizada por protagonistas públicos y privados- muy valiosa y útil para los desafíos de nuestro proceso de desarrollo regional y de nuestras comunas.
Una de las conclusiones de consenso de estos protagonistas (públicos y privados), es la centralidad e importancia estratégica que tiene la construcción y consolidación de la institucionalidad responsable de la sostenibilidad del proceso de desarrollo.
El 2015 sostuve que un desafío clave para el desarrollo de Antofagasta era construir su Institucionalidad Regional Endógena y Estratégica (IREE); es decir, la red de unidades organizacionales necesarias para planificar, organizar, dirigir y evaluar el avance estratégico en las prioridades que la propia región se ha definido.
Dicho de otra manera, la IREE como el mix organizacional que administra la travesía hacia nuestro sueño de región y comunas.
Concretamente, nuestra región necesita institucionalidad estratégica en las siguientes áreas: presupuesto regional; cluster minero y energético; turismo de negocios; educación/Innovación; suelo fiscal y borde costero; desarrollo urbano; astronomía; integración económica; desarrollo social.
La experiencia nos enseña que la materialización de los lineamientos y proyectos estratégicos, requiere la acción conjunta entre las agencias públicas, instituciones del sector productivo, universidades, organizaciones de la sociedad civil.
Tenemos que crear estas unidades organizacionales (llámense consejos, comités, directorios, mesas, etc), teniendo muy presente que, como deben ser integradoras y eficaces, tienen que coordinar un núcleo ejecutivo con instancias más amplias de participación.
Una característica clave e imprescindible de estas instituciones es que no pueden depender del gobierno de turno. Estamos llenos de experiencias frustradas cuando no se entiende que debe garantizarse la sostenibilidad y, eso, sólo lo pueden hacer las instituciones permanentes de la región.
El exalcalde de Medellín (2008-2011), Alonso Salazar, nos planteó que ellos iniciaron el proceso de reinvención de su comuna desde el apocalipsis, desde la ciudad más peligrosa del mundo a la ciudad más innovadora del mundo; y que por el contrario, nosotros en Antofagasta estamos construyendo desde la creación.
Tenemos algunos avances en institucionalidad para el desarrollo urbano, educación, cluster minero y energético, turismo de negocios, integración económica. Nos falta trabajo todavía para, "desde la creación" y con optimismo, crear y consolidar nuestra Institucionalidad Regional Endógena y Estratégica .
Fernando Cortez Guerra
Gerente general Asociación de Industriales de Antofagasta
Luis Varela Ventura
Prof. Derecho Económico Universidad de Antofagasta