"Estamos viviendo una desarmonización porque ya no nos detenemos a conversar"
Conversar y colaborar son conceptos clave para el biólogo y Premio Nacional de Ciencias, Humberto Maturana Romesín.
De ambos se alimenta una sociedad sana, y cuando faltan aparecen ciertas "desarmonías", que pueden expresarse como lucha por el poder, competencia o confrontación.
Maturana, cofundador del Instituto de Formación Matríztica y famoso por su Teoría de la Autopoiesis, desarrollada en los años 70 junto a Francisco Varela, estuvo en Antofagasta invitado por la masonería.
Fue la oportunidad para profundizar en la mirada de este reconocido científico y escritor sobre la sociedad nacional y los desafíos que enfrenta.
Se percibe mucha desconfianza en la sociedad chilena actual, ¿se justifica? ¿qué piensa de eso?
-Pienso que puede ser una gran oportunidad, porque estamos conscientes de ciertas cosas que no queremos que sigan sucediendo. Yo no quiero hacer un diagnóstico, porque nos metemos en un casillero, pero sí hay deshonestidad, hay fraude, hay confusiones de dominio, donde uno pretende una cosa pero resulta otra y no se atreve a corregir. Entonces si nos damos cuenta de todo eso, y no nos gusta, tenemos la oportunidad de corregir.
¿Por qué cree que pasa esto?
-Buena parte por nuestro discurso sobre una convivencia competitiva, una lucha por el poder, mirar esto en términos de una competencia y no de una colaboración posible.
Pero la competencia puede ser muy positiva, productiva...
-Depende de cómo uno lo vive, por ejemplo, lucha. La lucha por el poder implica necesariamente un conflicto en que uno ganará y el otro perderá, y el que gana tiene poder, y va a poder hacer ciertas cosas sin que el resto puede interferir. Entonces si hablo de la lucha por el poder, eso es lo que vamos a tener. Si hablo de elecciones para asignar responsabilidades, es una cosa totalmente distinta.
¿Y esto dónde nos lleva?
-Es nefasto, porque nos lleva a una continua confrontación, a un intento de destruir al otro, o de menoscabar al otro. Incluso en un partido de fútbol es común que se diga: tal equipo no le ha hecho daño a su oponente... hacer daño. Es decir, no es un juego, es hacerle daño al otro, entonces es algo completamente distinto, y yo no quiero participar en una actividad donde tengo que hacerle daño al otro, pero sí puedo participar en una actividad en la cual estamos co-creando algo.
Desarmonías
Usted planteaba hace poco tiempo que el odio provocaba sufrimiento, y que eso en un organismo conducía a enfermedades, ¿una sociedad que tiene odio, desconfianza, también se enferma?
-Claro, eso produce desarmonía. Desde luego si yo pertenezco a un grupo político y tengo que estar luchando contra el otro, no estoy mirando lo que estoy haciendo, sino que miro que lo está haciendo el otro para destruirlo. Pero así genero desarmonía íntima, y no sólo desarmonía íntima, también desarmonía en el conjunto, y las enfermedades son desarmonías en la realización del vivir de un organismo.
¿Y usted ve desarmonías, enfermedades, en nuestra sociedad?
-No quiero llamarle enfermedades, porque no quiero que la atención no esté en la clasificación que cosifica, sino en la mirada a los procesos que dan origen a esto. Por ejemplo, si hay un tema educacional, cómo lo resolvemos... tenemos que situarnos en un ambiente de encuentro con mutuo respeto para ver en qué consiste el problema, y darnos tiempo para eso, para armonizar nuestras reflexiones. Estamos viviendo una desarmonización porque no nos detenemos a reflexionar ni a conversar.
Hoy se conversa poco y cuando lo hacemos tampoco hay mucho respeto quizás...
-Porque se lucha o se quiere competir, se quiere tener éxito (silencio) Es curiosa la palabra éxito, porque también significa salida... que salga el otro... (ríe).
Y en momentos en que gran parte de la comunicación se produce a través de plataformas, como Facebook, Whatsapp u otras, ¿es más difícil conversar?
-Yo no uso esos medios de expresión, pero si aparecen, debemos ver cómo lo resolvemos... se pueden tomar y conversar ahí, en el flujo de las ideas, ahí mismo.
¿Pero no hay necesidad de contacto personal para conversar entonces?
-Creo que el contacto personal es importante, pero mire, con las tecnologías hacemos las mismas cosas que sin ella: mentimos, decimos la verdad, hacemos fraude, somos honestos o deshonestos. La tecnología no resuelve eso, las relaciones interpersonales se resuelven en el respeto mutuo y la conversación, cualquiera que sea el instrumento.
Pero lo ideal es que nos encontremos en un sistema como el nuestro, cara a cara, y si no, bueno, conversar ampliamente a través de estos instrumentos, pero recordando que el instrumento no define la calidad de la conversación, sino el contenido, la disposición y ánimo desde dónde uno lo hace.
¿Desde las ciencias, qué se le puede enseñar a la sociedad?
-Las ciencia es un instrumento que perfecciona la calidad del entendimiento del vivir cotidiano. O sea, no es tan alejado, porque hacemos ciencia manejando las cosas de nuestro vivir cotidiano. En el quehacer científico tiene que haber investigación, estudio, discusiones fundamentales para entender, pero también cosas que tienen que ver con la verticalidad cotidiana.
¿La ciencia enseña cooperación y respeto, por ejemplo?
-Desde luego, porque para poder hacer ciencia debo respetar el ámbito en el cual estoy, y respetar a los otros con los cuales trabajo, pero para eso no tengo que competir, sino colaborar (...) la competencia es siempre la negación del otro y de sí mismo, por eso tenemos que cambiar el discurso y hablar estas cosas de manera nueva. Éste no es un tema de progreso, sino de convivencia, cómo convivimos.
"La lucha por el poder implica necesariamente un conflicto en que uno ganará y el otro perderá, y el que gana tiene poder, y va a poder hacer ciertas cosas sin que el resto puede interferir. Entonces si hablo de la lucha por el poder, eso es lo que vamos a tener"."