Opiniones variadas tienen los temas de ciudad en relación a ciclovías, conmutados, tranvía y otros; al respecto es vital entender el proceso de la ciudad como un todo integral que permita en su globalidad dar un buen tratamiento a los temas, el análisis particular de los asuntos que afectan a la urbe nos llevan también a soluciones parciales, algunas veces contradictorias entre sí.

Para un buen análisis, lo primero es definir la vocación o el sentido que tiene la ciudad, y a este respecto salta a la vista que la vocación de la ciudad es inminentemente de servicios, entendiendo que estos servicios son los que se prestan a la gran industria minera de la región, industria de nivel mundial.

Esta requiere de una gran cantidad de apoyos, como transporte, portuarios, alimentación, bancarios, comercio, logístico, construcción, ingeniería y servicios técnicos de todo nivel y de mano de obra especializada.

En relación a los primeros servicios, llama profundamente la atención que con esta gran demanda que genera esta industria la ciudad de Antofagasta no cuente con un barrio industrial consolidado, con alcantarillado, agua potable, electricidad y vías de acceso al nivel requerido.

Impidiendo una eficiente labor de prestación de servicios y desarrollo de las medianas y pequeñas empresas locales.

Respecto al segundo tema, de personal necesario para sus faenas, la mala calidad de vida que ofrece la ciudad, en cuanto a servicios de salud, eventos culturales, espacios públicos como el borde costero subutilizado y fundamentalmente la escasez de vivienda de valores económicos lleva a que estos no se radiquen en la ciudad.

La escasez de vivienda producto de un solo proveedor de suelo, de carácter monopólico, el Estado de Chile, a través de Bienes Nacionales, sumado a un Plan Regulador restrictivo, factores que encarecen artificialmente el valor del suelo impiden la construcción y el desarrollo de viviendas de valor accesible para los trabajadores y sus familias.

Como resultado de esto tenemos que ningún sistema de transporte funcionará en forma eficiente. Las ciclovías no serán usadas en su integridad y los conmutados no vendrán a vivir a la ciudad para su desarrollo personal y familiar.

No será producto de modificaciones legales por el cual se resolverán los temas, sino por el trabajo integrado de los distintos actores con un proyecto de corto, mediano y largo plazo para la ciudad que ordene las inversiones, con un Plan regulador moderno que recoja la actual situación de desarrollo y tengamos como resultado una mejor calidad de vida que de arraigo, pertenencia y cariño por nuestra ciudad.

Tomás Müller Salomón

Constructor

La muerte de un ciudadano por parte de un limpiaparabrisas, el comercio ambulante ilegal, personas drogadas y alcoholizadas cometiendo actos deshonestos en las calles y a cualquier hora del día, ponen en riesgo a los transeúntes que circulamos en los diversos espacios públicos. Estos son desagradables panoramas que nos están agobiando y están marcando pauta generando el rechazo de nuestra comunidad ya que invaden nuestros espacios públicos, tales como parques, plazas, bandejones, borde costero y otros.

Así, el panorama se torna muy difícil puesto que la inseguridad se vive en cada momento y esto como sociedad no lo debemos tolerar.

Para algunos es fácil opinar desde el escritorio que esto es sólo una percepción minimizando este escenario, pero la realidad se vive en terreno.

En innumerables ocasiones como Municipalidad hemos debido acudir al apoyo de Carabineros y PDI para realizar nuestras labores de limpieza, podas de árboles, mantención de áreas verdes, barridos de calle por la agresividad y falta de respeto con la que actúan la mayoría de las personas que se encuentran invadiendo nuestros espacios públicos. Personalmente, fui testigo de uno de estos malos tratos hacia los funcionarios municipales cuando una persona sacó un cuchillo y nos amenazó para no ser retirado de la vía pública. Gracias a Dios y al contar con carabineros, pudimos repeler la acción, el sujeto fue detenido, pero al otro día al no tener domicilio, por ley, ya estaba suelto.

Comparto la angustia de mis vecinos aquejados por los actos delictuales y la invasión de carpas en plazas donde antes jugaban los niños. Personas en situación de calle que lanzan sus botellas y latas de alcohol mientras peatones tratan de esquivar estos panoramas. Así como también se suma el comercio ambulante de comida ilegal provocando la aparición de hepatitis, entre otras enfermedades. ¿Es acaso esta actitud de irrespeto que queremos tolerar en nuestra ciudad?, yo no.

¿Por qué permitir que estos y otros tipos de actividades ilegales se tomen nuestros espacios públicos y restarle estos sitios a personas que tenemos el derecho a transitar tranquilamente? Los espacios públicos son de todos y las autoridades debemos garantizar, por ley, el acceso de los ciudadanos. No sólo estamos hablando de rucos, carros, ropas y otras cosas que afean el entorno, estamos hablando de conductas que agreden el límite del respeto y causan inseguridad.

Volvió el periodo de hierro y como Municipalidad tendremos tolerancia cero con este tipo de acciones ilegales. Asimismo, insto a todas al resto de autoridades competentes en seguridad pública que no les tiemble la mano para no permitir que estos tipos de hechos sigan ocurriendo en Antofagasta.

Karen Rojo Venegas

Alcaldesa de Antofagasta

En cada esquina de la ciudad es posible apreciar una considerable cantidad de conductores que aprovechando los segundos de detención -habitualmente ante la luz roja- revisan su teléfono celular, ver mensajes y enviarlos.

Hay situaciones incluso peores, gente que llama mientras está frente al volante, o incluso chatea y revisa sus aparatos, mientras va en movimiento. Se trata de situaciones que conllevan enormes riesgos de accidente. Es sabido que perder la concentración, apenas por unos segundos, puede ser fatal para el conductor, o para terceros. Conducir es una acción que no es compatible con otras.

Los estudios indican que más del 90% de los accidentes ocurren por imprudencias o fallas humanas, lo que nos hace los primeros responsables para mantener la seguridad vial. Y es que muchos de estos incidentes terminan con muertes que son evitables, por lo que el tema de la conducción responsable debe abordarse frecuentemente.

Hace unos días, el Ministerio de Transportes dio inicio a la campaña "Si manejas, no chatees", que busca hacer entender a los conductores los peligros de utilizar el teléfono al momento de conducir. Sólo hace falta retirar la mirada de la calzada apenas unos segundos para convertirse en victimario o víctima.

Los balances que en forma periódica realiza Carabineros, advierten la poca preocupación de los conductores por cuidar de sí y de los demás. Es un problema transversal y respecto al cual nuestra Región tiene pleno conocimiento. La campaña "Aún te espero" ha sido notable en generar educación al respecto, pero nunca es suficiente; debe insistirse en ello.

En definitiva, aunque la mayoría de los accidentes están asociados a la conducción bajo los efectos del alcohol, una triste realidad que no ha logrado remediarse, aun con la puesta en marcha y la aplicación de la llamada Ley Emilia, que elevó las penas a los infractores que causen la muerte de personas, se han sumado nuevas distracciones como los aparatos tecnológicos.

Así como se dice "si bebes, no conduzcas", bien podría agregarse "si conduces, no chatees".