El ascenso de la extrema derecha en Europa
"Las amenazas han significado una dependencia de Bruselas que ha mermado su capacidad para tomar decisiones soberanas".
La asociación que se hace a los postulados de la actual extrema derecha alemana con los dogmas del nazismo ha generado que su reciente posicionamiento electoral sea motivo de interés y de análisis desde distintos lugares del orbe. Lo anterior, en función de la importancia que tiene Alemania dentro del sistema internacional y, sobre todo, por el miedo que despierta que los fantasmas dogmáticos del pasado regresen y empoderen una visión de Estado que instrumentaliza un extremo sentimiento nacionalista y que parecía haber sido erradicado en forma definitiva del acervo del ciudadano alemán.
Sin embargo, y con independencia a las razones particulares que explican el regreso de la extrema derecha alemana al Bundestag, resulta importante señalar que el posicionamiento de la extrema derecha no es un fenómeno que se limite sólo a Alemania sino que también es un fenómeno que ha alcanzado a varios Estados europeos dentro de los últimos años, lo que en esencia permite una teorización a partir de la conjugación de elementos sociopolíticos, socioeconómicos e históricos dentro de Europa.
Así entonces, y para el caso europeo, es fundamental señalar que la adscripción estatal a la Unión Europea ha generado, en la mayoría de los Estados partes, una identidad política de facto que muchas veces ha colisionado con la identidad propia de los Estados. Ante esto, y sabiéndose los alcances y peligros que estos choques podrían producir, la Unión Europea buscó desde sus inicios mitigar sus potenciales efectos negativos a través de una política de bienestar.
No obstante, y a pesar que el modelo funcionó por años, las amenazas estructurales a las que se ha visto sometido el proyecto europeísta ha significado que algunos Estados se hayan estancado o hayan retrocedido en su desarrollo y que otros hayan tenido que salir en defensa del proyecto europeo a través de un rescate financiero que ha sido cuestionado por algunos sectores dentro de sus propios ordenamientos políticos internos.
De esta forma, la "amenaza" de la migración ilegal, reconocida como tal en función de los elementos económicos asociados a ellos, ha "involucionado" hacia una configuración que la determina también como una amenaza cultural, dando lugar a la irrupción de un discurso nacionalista que esconde su sentir xenófobo y discriminatorio a partir de los elementos objetivos asociados al aumento de los costos que asumen los Estados receptores producto de la llegada de migrantes y refugiados. Así, el discurso relativo al cierre de las fronteras y la negación de la ciudadanía se ha transformado en el baluarte de los programas electorales de la extrema derecha.
Ante esto, es posible señalar que el ascenso de la extrema derecha en Europa se explica en función de un descontento de las respectivas ciudadanías electorales respecto a la forma en la que los distintos gobiernos de corte progresista han asumido los desafíos que hoy enfrentan, y no a partir de una adhesión ideológica a sus postulados basales, lo que ha de entender que el posicionamiento electoral de la extrema derecha es circunstancial y no responde a una dinámica de modificación estructural de las ideas que han configurado la democracia europea.
Pedro Díaz Polanco
Director de la Escuela de Administración Pública Uach