¿HACIA DÓNDE VA LA HUMANIDAD?
Antonio, poeta del Norte y guardián del alma, desde mi mirador quijotesco de la tríada de Rendic, Neruda y Sabella, en mi nocturna meditación; mientras el silencioso lenguaje del viento, corre en el río vertiginoso de las horas, me sentí como el verso que escribieras en 1951, en tu obra Tierra Desnuda, "flor de cacto...es roja sangre cuajada sonbre el rubí" y allí me pregunté, como tú te preguntastesss hace muchos años, en tu paso por la tierra: ¿Hacia dónde va la humanidad?
Antonio, cantor del evangelio, es que, en mis momentos de íntima inspiración universal, recuerdo las noticias de los medios de comunicación hablados y escritos, sobre los distintos acontecimientos que recorren a nuestra geografía universal y sus gentes: "Actividad sísmica y terremoto en Costa Rica; Sismo magnitud 6.3 sacude costas de Ecuador; Terremoto azota a Guatemala y El Salvador; Fuerte terremoto golpea frontera de Guatemala y México; Terremoto en California; Huracán Irma destroza a EE.UU.; Temporal se acerca a Italia; Lluvia de meteoritos; Huracanes, ciclones y tifones; Explosión gasoducto en China; preocupación en EE.UU., Europa y el mundo por misil de Corea del Norte; EE.UU. amenaza a Corea del Norte; un parásito letal que ataca al cerebro humano se extiende por EE.UU.; aumenta cesantía regional; inmigrantes viven en la más triste indignidad humana; la educación del norte no mejora sus indicadores de desempeño escolar; aumentan asesinatos en Antofagasta, etc".
Antonio de la religiosidad, en ese recuento de tanto desastre de la naturaleza y de los hombres, me vuelvo a preguntar: ¿Hacia dónde va la humanidad? Es en esos instantes, mi alma se oscurece y entra a las sombras; se transforma en un océano de tempestades que derraman lágrimas por el ojo del miedo; en esos segundos, mi alma pierde el sol del universo; mi alma alegre, fuerte y noble, abandona, momentáneamente, a la sagrada lucha del soñado mundo mejor. Más, milagrosamente, allí, te evoco, me inclino, cojo tu mano y renace la luz; allí, mi alma se ilumina de nuevos amaneceres y el canto sutil del agua se hermana con las estrellas que anuncian nueva luz en el universo.
Antonio, poeta del Norte y del cactus; desde tu paz y sabiduría, recuerdo un pensamiento de la lengua del Latín, señala: "Militia est vida, hominis super terram" (La vida del hombre sobre la tierra es lucha). Entonces, en la unidad de la ciencia, del espíritu y en mi humildad de maestro, regreso a la lucha del alma y de la vida; ya que, no puedo hacer de mi cuerpo que sueña, la tumba del alma, ni quitar el sol al universo. Siento inmediatamente que, debo renacer desde la construcción ancestral, es tiempo de regresar a la luz infinita, es tiempo de abrir los ojos del cuerpo y del alma; y desde la poesía que funde paisaje y hombre, desde la poesía que ennoblece y dignifica al hombre, necesitamos avivar la llama del amor hacia la humanidad perdida.
Antonio, caminante hacia la canonización, a ti y al señor de las alturas, al gran constructor y al gran espíritu, os pido una nueva oportunidad para la Tierra Nueva; os pido que vuestras voces infinitas de misericordia y bondad, resuenen en el corazón y conciencia de todos los hombres y mujeres; que vuestras voces otorguen espiritualidad y humanidad trascendente plenas de sabiduría, paz, respeto, inclusión y perseverancia a los gobernantes y autoridades de todo nivel, para que actúen como humildes hijos de un mismo Padre.
Antonio de los milagros, tú sabes que cuando la tierra despierta y se estremece, es para sacudir nuestras oscuras conciencias y pedirnos a todos, que debemos caminar desde la oscuridad a la luz, desde la sombra al sol, que debemos reconocernos, escucharnos, liberarnos, aprender, enseñar y, fundamentalmente, que abramos la llave en la justicia, paz y solidaridad, para que todos los habitantes del universo vivan el bendito Gobierno del Alma y del Amor Universal.
¡Antonio, de coherencia entre la fe y la vida, desde mi compañera poesía, que se inflama de sinfonías, os pido para el mundo, le habiten las alegrías!