C. Castro Orozco
Un radical giro en su actividad laboral llevó a Ignacio Cruz, exgerente de importantes holdings mineros como Los Pelambres, Colbún y El Tesoro (actual Centinela), a trabajar con las familias más desposeídas de Latinoamérica.
Fue en septiembre del 2015 que el profesional aceptó ser el nuevo director ejecutivo de TECHO Latinoamérica, entidad encargada de brindar apoyo y refugio a personas de escasos recursos que no poseen un espacio donde habitar.
El ingeniero estuvo en Antofagasta para ser parte de un foro de expositores dentro del Festival Internacional de Innovación Social (fiiS) y también para reencontrase con una realidad que vio hace más de 10 años, mientras era gerente general de Minera el Tesoro entre 2003 y 2004.
"Algo conocía de Antofagasta, pero en aquella instancia los campamentos eran pocos y de menor tamaño de los que existen ahora. Estuve aquí cuando trabajé para el Tesoro en Sierra Gorda. Y aunque nuestro punto neurálgico era Santiago, me mantenía en la zona", cuenta Cruz.
Evolución
Por ejemplo, ¿Qué campamentos conoció cuando trabajó en El Tesoro?
-Bueno, hay algunos que ya eran emblemáticos. El de "La Chimba" por ejemplo es un ícono de Antofagasta desde siempre. Ahora también es cierto que los campamentos en la actualidad son mucho mejores de lo que existían hasta hace 12 años.
¿Cómo compararía las realidades de los asentamientos latinoamericanos en general, con respecto a los locales?
-Hay de todo. Los campamentos en Antofagasta son parecidos a los que existen en Buenos Aires y Rosario (Argentina) o en San José (Costa Rica). No hay gran diferencia en general.
Ahora hay unos completamente distintos, como pasa con las favelas de Sao Pablo (Brasil) dado a que la materialidad de sus casas son, en su mayoría de ladrillos, con materiales más elaborados. Ahora ellos viven mucho más hacinados que en Antofagasta. En las favelas la cantidad de personas que hay por metro cuadrado llega a ser sorprendente, con más de tres habitantes.
Comodidades
En Antofagasta se da un fenómeno conocido como "campamentos tecnológicos", que atañe a esos lugares que, pese a su apariencia de austeridad, en su interior presentan comodidades muy similares a un hogar convencional.
¿Estas comodidades existentes en los asentamientos locales es algo exclusivo de la ciudad, o se repite en otros países?
-Eso depende, porque hay campamentos cuyas realidades no son iguales. Nos hemos encontrado con familias que tienen mucho equipamiento como otras que no tienen nada.
Pero la mayoría encuentra buenos artefactos en los basurales, como por ejemplo sacan un buen refrigerador o microondas en un vertedero. Una vez compartí con una familia de un campamento en Guatemala que no tenían nada en su casa. Un par de colchones, sillas, una mesa y muy pocos utensilios. Pero solo un par de cuadras mas allá se ve una situación mucho más parecida a la que hay en Antofagasta.
Han de ser realidades diametralmente distintas...
-Cuando hice mi primer recorrido por Centroamérica, el nivel de pobreza que vi en otros lugares es muy distinto al que hay en Chile.
Este país dio un salto gigantesco con respecto al proceso de superación de la pobreza, pero uno aprende a ver la riqueza y el valor de las personas que viven con alegría y esperanza de salir adelante en los campamentos. Esa gente tiene sueños y lucha por alcanzarlos.
Son esas mismas ganas que nos da la fuerza para hacer lo que hace TECHO.
Prejuicios
En esa misma línea, ¿cuáles son los principales obstáculos que se enfrentan al momento de abordar un trabajo con campamentos?
-Los prejuicios. Cuando un empresario llega a un campamentos a visitar a una familia, entra ya con un prejuicio, ingresando con cierto recelo, mira con temor y sintiendo que le pueden robar o aprovecharse de él.
TECHO tiene la oferta de gestionar ese trabajo. Entrar en los campamentos y convencer a sus habitantes de que hay gente que les puede y quiere ayudar, de igual a igual, porque la barrera nos la ponemos nosotros mismos.
Otra barrera es la segregación y marginación que generamos en nuestras ciudades. Nos quedamos en el circulo central donde están todas las comodidades y servicios. Todos los que son "iguales" a nosotros. Al que es distinto, lo dejamos de lado.
¿Cómo da ese salto del mundo privado a trabajar con campamentos, una realidad social más extrema?
-Sonará extraño pero, imagino que es algo que me lo debía. Hay muchas cosas que cambiaron radicalmente ya que vivía en condiciones de trabajo muy distintas hasta antes de tomar la decisión de ser director ejecutivo de TECHO LATAM.
Ahora, no es tan distinto a lo que hacía cuando era gerente de empresas, porque uno trabaja con personas, y mi preocupación como gerente fue siempre velar por la seguridad de las personas que trabajaban en ello. ¿Por qué? porque nos unía un objetivo en común, y para alcanzarlo todos debíamos estar bien. Lo mismo con TECHO, todos debemos saber a lo que vamos.
"Hay campamentos cuyas realidades no son iguales. Nos hemos encontrado con familias que tienen mucho equipamiento como otras que no tienen nada"."