La compleja coexistencia que nos desafía
Eduardo Vera
El notable progreso de las nuevas herramientas de inteligencia artificial, tales como machine learning y deep learning, están permitiendo la automatización de más y más funciones propias del ser humano, incluso de sus capacidades emocionales. Es así como el reciente desarrollo de robots humanoides (androides), liderado por Japón, nos hace reflexionar profundamente sobre la naturaleza de nuestra relación con las máquinas.
¿En qué concentrarán sus esfuerzos los seres humanos, cuando no solo sus tareas laborales sino sus propias interacciones sociales puedan automatizarse? ¿Los androides estarán bajo el control de la sociedad humana o serán parte integral de la sociedad misma? ¿Cómo afectará ello nuestro comportamiento social? Son las grandes preguntas que hoy nos desafían, no solo como científicos sino sobre todo como personas.
Mas trascendente aún: ¿cómo reaccionará la naturaleza frente a tamañas perturbaciones tecnológicas? Claramente el planeta nos está dando actualmente todas las señales que debemos preocuparnos urgentemente del complejo equilibrio ecológico requerido para preservar la biodiversidad de la cual somos parte. Urge enmendar nuestro rumbo para lograr desarrollos sustentables: ¡el problema no es salvar el planeta, sino salvarnos nosotros!
Finalmente, si miramos la situación en la verdadera escala de tiempo que tiene la vida en nuestro planeta, lo que debemos realmente preguntarnos es ¿cómo va a alterar nuestra evolución darwiniana la explosión tecnológica que estamos viviendo? ¿Quién vencerá: la vida artificial o la natural?
Es justamente ahí donde, para enfrentar y contrarrestar el vertiginoso desarrollo tecnológico, resulta de la mayor importancia lograr una formación integral de las personas para que ellas puedan manejar y estar siempre más allá de los avances. Lo esencial es que desde los centros educacionales y desde las instituciones cuya misión es generar conocimiento y preparar a las nuevas generaciones, se pueda llegar a tener el expertise necesario para coexistir con lo artificial exitosamente, algo clave no sólo para la subsistencia de la especie, sino también para la comprensión de su verdadero lugar en el universo. Desafíos inevitables que nos obligan a poner énfasis en una educación interdisciplinaria con permanente énfasis en el desarrollo humano.