Medellín, la ciudad del cambio
SOCIEDAD. La tierra del artista Fernando Botero y de los reggaetoneros Maluma o J. Balvin, nos habla de cuestiones tan disímiles, como exóticas. En menos de una generación está echando al olvido su pasado ligado al narcotráfico, por uno de modernidad, innovación y moda.
La lluvia se deja caer como aquellas relatadas por Gabriel García Márquez.
Goterones, relámpagos y truenos muestran su poderío sobre una ciudad que sufre una especie de bautismo. Llueve y llueve. Todo se moja y comienza nuevamente el proceso de sol, humedad y gente haciendo sus quehaceres.
Medellín ya no es la ciudad de Pablo Escobar Gaviria, o del cartel de la cocaína. No es el espacio de los 550 policías asesinados, o 623 atentados donde perecieron 402 civiles y casi dos mil quedaron lesionados por la acción de un grupo que impuso su ley por dos décadas.
Medellín, una ciudad entre montañas, ha sido lavada con miles de precipitaciones para erigirse en algo muy distinto.
Dos y medio millones de personas conforman la ciudad capital del departamento de Antioquía, pero suman algo más de cuatro al considerar los otros enclaves del Valle de Aburrá, una enorme conurbación que determina la expansión de una de las ciudades de mayor crecimiento de América Latina.
La exuberancia del verde, mujeres bellísimas y montañas son la primera imagen.
Le llaman la ciudad de la eterna primavera, capital de la innovación, de la moda y la industria. Cuestiones sorprendentes para quienes saben que sólo ayer parecía desangrarse por la guerra en la que se empecinó el narco más famoso de la historia.
¿Qué se ha hecho en todo este tiempo para mejorar aquello? De eso trata esta crónica a 4.905 kilómetros de Antofagasta.
Identidad
Curiosidad o no, la ciudad y el departamento de Antioquía tienen una potente identidad, determinada, por cierto, por los altos niveles de descentralización del Estado (gobernadores son elegidos por voto popular y hay prerrogativas impositivas, entre otras), pero mucho más por su sentido de pertenencia.
Son los "paisas" y se definen orgullosamente colombianos, pero reconociéndose como diferentes al resto de sus compatriotas.
Emprendedores, trabajadores, buenos comerciantes, hábiles, son conceptos que ellos repiten.
Las pruebas son concretas. Varias compañías de gran tamaño salieron de allí y siguen manteniendo sus sedes en la ciudad. Bancolombia, el más grande del país, Nutresa, un holding alimentario; Argos, empresa dedicada a la producción de cemento, entre otras, destacan como símbolos de ese éxito en el mundo.
Ello, indudablemente, alimenta el autoprestigio de Medellín que alimenta su ánimo con todo tipo de mensajes positivos en las calles.
Por allá está el lema del municipio, "Cuento con vos", por otro lado una que reza "Es el tiempo de Colombia", u otro que dice "Estamos allí".
El buen ánimo está presente, pero además contagia por repetición y coherencia.
La ciudad se mueve entre una activa industria de comercio, no hay espacios en que no haya un pequeño o gran comercio; la comida y el fanatismo por el fútbol. El Atlético Nacional y el Independiente son los clubes más populares y a cada rato se aborda el asunto y la fecha del próximo partido en el estadio Atanasio Girardot.
Hay buen ánimo en Colombia. Los comentarios más repetidos son la esperanza en la paz con la guerrilla y reducir los problemas de corrupción, una tarea nada de sencilla, pero fundamental para continuar el éxito en un país de 50 millones de habitantes, cercano a Estados Unidos y con salidas a los océanos Pacífico y Atlántico; condiciones inmejorables.
Empresa pública
En el éxito de todo lo anterior es clave el municipio y sus empresas. La más fundamental: EPM (Empresas Públicas de Medellín), una compañía de propiedad pública, pero que funciona como una privada. Un caso muy singular.
Su presidente es el alcalde en ejercicio, quien se mantiene en el cargo por cuatro años, sin derecho a reelección. Al asumir designa al gerente general de la firma que además es gobernada por una junta directiva y revisada por el concejo municipal y otros organismos del Estado.
EPM es conocida en nuestra ciudad por la compra de la concesión de Aguas Antofagasta en US$965 millones, pero también tiene inversiones en la generación eléctrica con el parque eólico Los Cururos, ubicado en la Región de Coquimbo, además de presencia en otros cinco países latinoamericanos.
Este gigante facturó unos US$ 5.000 millones este 2016, merced a sus operaciones que suman sanitarias, generación eléctrica, comunicaciones y tecnología, entre otros, pero que tiene en sus beneficios, el detalle más relevante.
Desde su origen, en 1955, y por estatutos, EPM entrega entre el 30 y el 55% de sus utilidades al Municipio de Medellín. Es decir, si las utilidades de un año llegan a US$ 1.000 millones en un ejercicio, el ayuntamiento recibirá hasta US$ 550 millones, mientras los restantes se quedan en la compañía para operación y reinversión.
Y ojo que esa cifra ha sido superada.
Este modelo ha sido explorado en otros municipios, pero el caso de EPM es el más exitoso. Por lejos. "La joya de la corona", le llaman a la compañía.
Se trata de una empresa altamente profesional, con un modelo bien reflejado en su moderno "edificio inteligente" ubicado en un céntrico sector de la ciudad.
Jorge Londoño, gerente general de EPM destaca esa singularidad. "Somos una empresa 100% pública", con foco en el cliente. Ese éxito ha sido clave para revertir la realidad de la ciudad. "La mitad de las utilidades de EPM, se reinvierten en el desarrollo de la ciudad y la transformación que ha tenido Medellín se debe a la gestión que tiene EPM con tres componentes: Estar siempre pensando en crecer, buscamos el crecimiento; buscamos ser eficientes y con responsabilidad social empresarial", detalla.
Pero el mismo ejecutivo subraya que la "orientación al trabajo" del ciudadano de Medellín es la clave fundamental. Aquellos que lideraron el negocio ilegal de la droga provocaron un lapso de "trastorno cultural a la ciudad", "pero la ciudad ya volvió a sus raíces".
Federico Gutiérrez, el alcalde de la ciudad lo ha repetido en varias ocasiones. Hay orgullo y enormes esperanzas en el futuro de la ciudad.
Eduardo Cadavid, gerente de EPM en Chile, insiste en lo mismo. El carácter público de EPM, su profesionalismo y el objetivo de crecer de manera permanente son capitales.
Oportunidad
No ha sido fácil el camino para la ciudad. Sacarse el estigma del narcotráfico es complejo. Por eso hay críticas a telenovelas de moda como "El patrón del mal" o "Narcos", que retratan lo ocurrido entre fines de los 70 e inicios de los 90, cuando el territorio era un hervidero de sicarios y agentes de Escobar Gaviria.
La enorme cantidad de recursos generados por esta industria hizo poderosos a los capos que incluso se dieron maña para incursionar en la política. Pablo Escobar fue elegido para el Congreso y su salida, luego que se le relacionara con la cocaína, implicó una guerra fratricida, nada menos que contra el Estado colombiano.
El terror era feroz, recuerdan en Medellín.
"En aquellos años funcionaba mucho el rumor. De repente oías que no había que salir porque algo iba a pasar. Al otro día te enterabas de una bomba o el asesinato de personas en un local. Eso era lo que se vivía", cita un paisa.
Otro cita cuando Escobar compró un poblado junto a un lago y lo hizo explotar, para poder practicar esquí acuático.
El recuerdo es vívido, más cuando el más famoso sicario del cartel, Jhon Jairo Velásquez, alias "Popeye", ya cumplió su condena y se le puede observar habitualmente en la ciudad.
Hoy reconvertido en "youtuber", resulta insólito concebir que alguien acusado de narcotráfico, terrorismo y asesinatos sea una especie de líder.
Pero así es Medellín. Una ciudad en la que conviven "Popeye" y reggaetoneros como Maluma, o J. Balvin, quienes tienen opulentas mansiones en la parte alta de la ciudad.
Los edificios florecen y el tono ocre de las casas que conquistan los verdes cerros nos hablan de las esperanzas de personas que llegan cada año en búsqueda de una oportunidad. Las deliciosas bandejas paisas se pasean, la cumbia se oye con recurrencia, gente leyendo diarios, copando malls. o visitando museos, parques y plazas. La ciudad entre cerros sigue cambiando.
Una potente inversión pública
EPM no es la única firma del municipio. Tal repartición también cuenta -junto al Gobierno central- con la empresa de transportes que reúne al Metro de Medellín, tranvía, metrocable y buses (varios articulados y funcionando a gas). Un lujo que, entre otras cosas, ha permitido que la ciudad sea galardonada como la más innovadora. El metro nació recién 1995 (un par de años después de la muerte de Pablo Escobar) y cubre unos 33 kilómetros que están en expansión. Va en superficie y su limpieza y cuidado son dignos de destacar. El otro caso llamativo son las líneas de metrocable. Un sistema de transporte público aéreo que sube y baja desde los cerros, hasta las estaciones de metro (se paga un solo pasaje), favoreciendo a los sectores más pobres. Y hay más ejemplos. La comuna 13, bastión de bandas criminales hasta el día de hoy, está siendo conquistada con el peso de la policía y el ejército, pero también con obras derechamente impresionantes. Los cerros están conectados gracias a escaleras mecánicas, similares a las de cualquier centro comercial, lo que ha permitido mejorar la calidad de vida de quienes viven en estos empinados cerros, añadiéndose que se transformaron en un destino turístico igual que el caso de metrocable. La inversión fue potente por la magnitud, pero también por la calidad de la obras. Se entendieron las lógicas barriales con trabajos de alta calidad. Miradores, bibliotecas, escaleras, conjugan eficiencia y belleza. Es cierto, se aprecian efectivos fuertemente armados, pero es eso mismo lo que da seguridad a vecinos y turistas.
"En la ciudad no hay prácticamente una calle sin pavimentar. Sea avenida o callejón, todo se formaliza rápidamente."
1616 es el año de fundación de la capital del departamento de Antioquía. Villa de Nuestra Señora de La Candelaria de Medellín fue el nombre recibido. Desde entonces se ha consolidado como la segunda del país.
2,5 millones de habitantes tiene la ciudad, pero se empina a los 4 con la conurbación existente con otras localidades del Valle de Aburrá, como envigado, Bello, Río Negro, entre otras.
1955 fue fundada EPM, Empresas Públicas de Medellín, una experiencia inédita nivel mundial. Hasta el 55% de sus utilidades son entregadas al Municipio de Medellín.