Star Wars VIII - Los últimos jedi
Varias apreciaciones antes de abordar este nuevo capítulo de la saga 'Star Wars'.
Primero: ¿qué queda en esta nueva versión del aliento inimitable instalado en 1977 por el director George Lucas en la ya mítica 'Star Wars'? Poco, en verdad. Porque para ser sinceros, lo que se echa de menos en este capítulo octavo es el aliento de majestuosidad que dio sello y brillo a la más famosa 'soap opera' del cine contemporánea.
Segundo: su duración (152 minutos) se deja sentir en varias oportunidades, sobre todo porque hay segmentos en que predomina la seriedad absoluta, ese estilo que dio estatus de culto al capítulo V, 'El imperio contraataca' que, lejos, sigue siendo la mejor de todas las películas galácticas de esta serie, mezclados con un caudal cómico que se agradece
Tercero: cabe la pregunta básica: ¿es necesario a estas alturas seguir con esta saga? Esto porque de verdad que a medida que se avanza en la cantidad de filmes, se va desdibujando ese universo brillante que encandiló y se transformó en un hito en el cine mundial.
Es por esto que el director actual, Rian Johnson, tuvo dos posibilidades bien claras: imitar ese modelo notable que es 'El imperio contraataca' (1980) o seguir el estilo impuesto por J. J. Abrams en 'El despertar de la fuerza' (2015), donde se utilizó 'Una nueva esperanza' (1977). Lo que hizo el realizador Johnson en este caso fue simple: seguir el modelo de ambos y por eso existe un tono solemne, donde hay muchas frases respecto del destino y la Fuerza, mientras que al mismo tiempo hay humor y disfrute de matiné en otra gran cantidad de segmentos en este filme.
En resumen, 'Los últimos Jedi' representa el final de un ciclo y el comienzo de otro, que se caracteriza porque todos los personajes hablan de manera constante de la necesidad de olvidarse del pasado y mirar el futuro, con lo que se hace un guiño a la nostalgia, cierto, pero se dirige a una nueva generación de fanáticos que no son como los de 1977, sino que una nacida y malcriada con las tecnologías.
Desde el punto de vista del relato, el filme 'Los últimos Jedi' tiene una gran cantidad de persecuciones y combates espaciales -donde no podían faltar los duelos de espadas láser- y se entrega a los espectadores un nuevo catálogo asociado a los poderes asociados a la Fuerza, tema sensible que de seguro defraudará o molestará a los fanáticos acérrimos de la saga.
Esta película busca adentrarse en las psicologías de los personajes a tal punto que se distancia evidentemente de la primera trilogía, evitando el tono de matiné y tratando (a ratos erradamente) de ser algo más que una aventura galáctica.
En las dos horas y media que dura 'Los últimos Jedi' hay mucho de todo, aunque nunca se pierde la brújula, porque el entretenimiento está asegurado, aun cuando muchos detalles, diálogos y referencias solo pueden ser comprendidos y apreciados por los que son adictos a la serie. En cualquier caso, quien desee espectáculo y nostalgia, saldrá del cine satisfecho.
En 'Star Wars: Los últimos Jedi', Rian Johnson se alinea con el tono operático de la primera parte y parte del ataque de la Primera Orden contra la nueva generación de rebeldes, que se encuentran en plena evacuación de su base,
Con un comienzo brillante, de ahí en adelante la película es una sucesión de batallas espaciales y combates de sables y pistolas láser que no deja tiempo para que los espectadores logren respirar, porque además se desarrolla una trama que, curiosamente, es bastante endeble en términos narrativos y de cara al sentido propio de la saga.
Es por esto que este filme tiene algo de 'déja vu', esto es, de algo ya visto, de lo ya vivido que, a pesar de los maquillajes, termina siendo una aventura plana y sin mayores alcances cuando se la analiza en profundidad.
Algunos críticos han analizado este verdadero juego de espejos que sucede en varias secuencias: hay diálogos similares a los de la antigua primera trilogía y se reitera la imagen repetida hasta el infinito de Rey (Daisy Ridley), que termina siendo una escena sugerente y ambigua, anticipando el futuro de esta serie que no muere.
Lo que sí se agradece, en un análisis extra 0cinematográfico: la presencia -grande y emotiva- de Luke Skywalker, el antiguo pupilo, hoy convertido en maestro Jedi y la a ratos fantasmal actuación de la desaparecida actriz Carrie Fischer en su rol de la Princesa Leia, enfrentados ambos a los caprichos del guión actual pero despidiéndose de manera noble de quienes crecieron con ellos y los convirtieron en objetos de culto.
Lo mejor de esta vuelta a la esencia de 'Star Wars', radica en cómo se vuelve a plantear el tema esencial de la serie: la relación maestro-pupilo con esa especial vinculación de aprendizaje, el poder de la sangre, la necesidad de encontrar el equilibrio entre el bien el mal, y la aparición de la figura del héroe revolucionario. Todo ya visto, cierto, pero siempre efectivo.
Donde el filme se desmorona es que todo lo que sucede parece estirado hasta el cansancio y se echa de menos un metraje más acotado. No obstante, resulta atractivo el doble final que propone el director Johnson en la escena de cierre, donde hay un componente de fuerte crítica social y un mensaje claro a la esperanza de las revoluciones contra las injusticias.
'Los últimos Jedi' no será la mejor película de la serie, pero nadie puede negar que en sus sumas y restas, es un espectáculo fascinante en lo visual pero mejor en su componente de nostalgia y homenaje a quienes instalaron la saga en el cine: Luke Skywalker y la adorable Princesa Leia.
Periodista, escritor y
académico UA.
Víctor Bórquez N.