Estación "La Negra"
Hablo del punto geográfico donde la quebrada de "Carrizos" se abre a la pampa. Hoy es un área en que se emplazan numerosas industrias. El sector se conoce como "La Negra", nombre que tiene la estación ferroviaria que se halla en plena quebrada. Allí la línea férrea toma rumbo al norte, hacia "Portezuelo". Y desde allí mismo, salía el ramal que tomaba rumbo opuesto, para dirigirse a las salitreras de Aguas Blancas, unidas por ferrocarril con Coloso.
Recuerdo lo que contaba el abuelo Pedro, ferroviario de los años 20. Su padre, (mi bisabuelo) también ferroviario, sabía el porqué del nombre de dicho lugar. Una explicación que tiene la fuerza del relato oral certero, convincente, que el tiempo no ha desechado. Qué nos narraba como una mujer de piel morena, extranjera, dio su nombre a un sector del desierto, cercano a Antofagasta.
Según nos contó en nuestros años infantiles, el militar ecuatoriano Cornelio Escipión Vernaza, fundador del diario "El Caracolino", llegó a la ciudad el año 1872. Con el coronel Vernaza, venían sus criados, entre ellos una mestiza de la tribu "cayapas", de tez morena.
Cuando Vernaza regresa al Ecuador, (1875) su morena criada decide permanecer en Antofagasta. Sirve a algunos gringos del ferrocarril, pero después trabaja como cocinera en un barracón, cercano al lugar en que hoy se encuentra dicha estación ferroviaria. Alegre y jovial, atendía a los carrilanos y viajeros que pasaban por ese punto, ganándose la voluntad y el aprecio de sus clientes. Pronto el lugar y la ecuatoriana ganaron reputación y la gente reconoció ese punto por el color de la piel de la mujer que tantas atenciones prodigaba. Así, carrilanos, pampinos y viajeros, comían bien y disfrutaban, "donde La Negra"…
Su nombre nadie lo supo. Solo su patrón ecuatoriano. Talvez mi bisabuelo nunca lo recordó. Para los demás -cuando no existía la xenofobia- la ecuatoriana era, simplemente "La Negra". Y el lugar nos recuerda -como topónimo- el oscuro color de su tez.
Jaime N. Alvarado García