"Llevar a Bachelet por tercera vez sería un suicidio político para la centroizquierda"
"Se hicieron importantes transformaciones", afirma el cientista político y académico de la Universidad Diego Portales (UDP), Claudio Fuentes, al analizar las luces y sombras de los cuatro años del segundo periodo de Michelle Bachelet.
¿Qué resalta?
- Primero, las reformas políticas; segundo, lo que tiene que ver con la matriz energética y la protección del medio ambiente y, tercero, la reforma en la educación y haber establecido gratuidad, primero por decreto y luego por ley, y también la reforma a la educación primaria y secundaria. Es un campo con luces y sombras, pero es una transformación importante que pasó por el Congreso.
¿Cuáles fueron las sombras?
- Donde menos se avanzó tiene que ver con la corrupción en las instituciones militares y policiales. No hubo ningún cambio y es una cosa que está estallando en la cara.
Lo segundo tiene que ver con el conflicto en La Araucanía. Por una parte, la operación Huracán demostró que el gobierno termina con un conflicto declarado contra el Ministerio Público, sin culpables y sin una investigación adecuada y sin coordinación institucional del área de inteligencia, de la justicia y de las policías.
¿Debió el gobierno pedirle la renuncia a Villalobos?
- Eso responde a la misma dinámica y el gobierno no pudo encarar y establecer una autoridad política sobre la policía y que se traduce en que no se le pidió la renuncia y no hubo cambios institucionales.
¿Y el caso Caval? Tras eso la Presidenta se silenció.
- Si hay un tercer ámbito, efectivamente tiene que ver con la forma cómo se procedió en el financiamiento de su propia campaña, todo el affaire con Martelli y asociados, Arena y Peñailillo, que luego salieron del gobierno, y producto de ello fue que salió la agenda de probidad y la comisión Engel. Efectivamente, lo que pasó con su hijo también tiene que ver con probidad y claramente esto es otro de los aspectos negativos de su gobierno.
El Ejecutivo insiste en que trabajará hasta el último día y sigue enviando proyectos, como la reforma constitucional, con destino incierto. ¿Son saludos a la bandera?
- El tema de la Constitución es uno de los temas no cumplidos del programa y su envío es un saludo a la bandera.
Esta semana hemos visto varias reuniones de un traspaso de mando civilizado y republicano.
- En Chile ya no estamos en un espacio confrontacional, pero dicho eso, todas estas bilaterales que ha habido en la semana son mecanismos formales, de buena crianza entre actores políticos que, además, se conocen y reflejan una convivencia cívica adecuada.
El problema es que este tipo de transición tan formal y protocolar es ineficiente para el tipo de Estado que tenemos hoy día. Se requiere una nueva institucionalidad de traspaso de mando. En países desarrollados existen equipos que se establecen con procedimientos estandarizados, que ven los archivos y la protección de datos de un gobierno a otro, la agenda nacional, la internacional. Estas bilaterales, más allá de lo protocolar, no creo que sean eficientes y sólo apuntan a un objetivo comunicacional.
A pesar de todo lo ocurrido, surgen rumores de que Bachelet podría volver en un tercer intento. ¿Lo ve factible?
- Siempre es factible, pero para lo que fue la Nueva Mayoría sería un suicidio político. Los partidos políticos deben entender que si hay un mensaje claro en la última elección es la necesidad de recambio. Llevar a MIchelle Bachelet por tercera vez sería un tapón para ese recambio.