Decir que Chile se ha convertido en un país muy atractivo para los migrantes ya no es ninguna novedad. De acuerdo con un informe del Departamento de Extranjería del Ministerio del Interior, la llegada de extranjeros a Chile creció 123% en los últimos 13 años, y se estima que alrededor de medio millón de personas han llegado al país, la mayoría buscando una residencia definitiva.
Una serie de situaciones han determinado para que la corriente migratoria cambie de destino. A partir de 2008, aumentó el desempleo en España, las naciones europeas comenzaron a enfrentar problemas económicos, surgió una corriente de xenofobia, sucedieron atentados terroristas, y en EE.UU. se endurecieron las exigencias de ingreso.
Esto hizo que las rutas de migración se diversificaran y los latinos se refugiaran en Latinoamérica. Chile emergió como el país en que proporcionalmente creció más la inmigración en el continente, sobre todo con la llegada de colombianos, peruanos, bolivianos y haitianos.
El asunto -debe decirse- ha causado cierta inquietud en la población que observa con temor estos fenómenos tan propios de la modernidad.
Al respecto dos cosas: Chile necesita migrantes (considerando las bajas tasas de natalidad) y por otra, efectivamente la nación cuenta con un marco regulatorio que no se condice con el mundo de hoy, lo que no es bueno ni para el país, ni para los migrantes. Un asunto a considerar en serio es que resulta llamativo que la mayoría de los extranjeros ingrese en calidad de turista.
El Presidente Sebastián Piñera afirmó que la política de migración está obsoleta, por lo que presentará de nuevo al Congreso, con trámite de urgencia, el proyecto de ley que envió en 2013, durante su primer gobierno, pero que no fue tramitado. Todo indica que será la primera medida de relevancia en debate.
"Chile debe seguir siendo un país abierto y acogedor con los migrantes que le hacen bien a Chile", no obstante "se deben cerrar nuestras puertas a aquellos que le hacen mal al país", dijo la autoridad.
Naturalmente el asunto es más complejo, pero debe avanzarse en un debate hacia ello.