El tenso clima previo al desembarque nacional en Antofagasta hace 139 años
HISTORIA. Once años llevaba la ciudad bajo la tutela boliviana, pero su destino cambió la mañana de un viernes.
Había pocos edificios de madera de hasta dos plantas, el resto sólo viviendas de calamina dispuestas en un radio de 15 cuadras. No existía pavimentación en las calles ni menos servicios de alcantarillado. En medio de todo, un espacio árido en cuyo centro habían unas pocas bancas era el único lugar cívico, la Plaza Colón.
Esa era la Antofagasta que recibió a los 200 marinos chilenos que desembarcaron la mañana del viernes 14 de febrero de 1879 en sus costas, para impedir el remate de las salitreras y así responder a Bolivia que rompía el tratado de 1874, al subir los impuestos a las empresas chilenas que operaban en la zona.
Para ese entonces, la comuna era prácticamente un campamento minero. A un costado de la incipiente ciudad, los terrenos de la compañía Melbourne Clarke abarcaban la totalidad del área. La costa estaba atiborrada de pequeños y medianos muelles industriales, también pertenecientes a la compañía.
Disputas previas
Habían pasado once años desde que Bolivia reconociera Antofagasta como tal (1868) dado a que antes figuraba como una mera caleta de pescadores llamada La Chimba. De ahí en adelante, comenzó el auge industrial de la zona, siendo la mayoría de los trabajadores llegados de nacionalidad chilena.
Aunque el 14 de febrero fue el desembarco, las fricciones entre ambos países venían hace meses en Antofagasta.
El administrador de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta (sucesora de Melbourne and Clark), Jorge Hicks, prácticamente era una persona "non grata" para los altiplánicos por uanto era apreciado como uno de los líderes que se negaba a pagar los 10 centavos por quintall exportado de nitrato, impuestos por la nación altiplánica (ver recuadro).
El historiador Isaac Arce en sus "Narraciones históricas de Antofagasta", cuenta que el presidente boliviano, Hilarión Daza, envió una resolución al prefecto y superintendente de la ciudad, Severino Zapata, para que apresaran a Hicks por deudas al fisco, informando también que se debían rematar sus instalaciones. Esto, el 11 de enero de 1879.
Para ese entonces, el blindado Blanco Encalada ya estaba apostado en la bahía. De hecho, hasta ese lugar llegó a refugiarse Hicks de la cárcel, después de solicitar el asilo al capitán de navío del Blanco Encalada, Juan Esteban López. El leño seco para el fuego estaba listo, sólo faltaba la chispa.
14 de febrero
Ya con las relaciones diplomáticas rotas luego de agotar todas las instancias posibles, se decretó el embargo de las salitreras para el viernes 14 de febrero de ese año.
En Antofagasta, había una población estimada por sobre los 8 mil habitantes (el censo de 1878 arrojó a 8.507 personas) de los cuales, 6.554 eran chilenos, 1.226 bolivianos, 226 argentinos, y de ahí la cantidad se desglosa entre peruanos, ingleses, españoles, chinos, italianos, franceses y hasta africanos.
Entre la muchedumbre que bajó a la playa para presenciar el acontecimiento había un joven chileno de unos 18 años que tomó especial atención de esa jornada. Después rememoraría la acción en su libro "Narraciones Históricas". Era Isaac Arce.
"A primeras horas de ese día se avistaban humos hacia el horizonte (...) después se perfilaron las siluetas del Cochrane (buque blindado chileno) y la O'Higgins", cuenta el cronista.
Cabe mencionar que a este convoy se le agrega el Blanco Encalada, el cual ya se encontraba en la bahía desde el 17 de enero de ese año. Arce también cuenta que la gente estaba aglutinada en toda la costa, y muchos otros vecinos observaban en las azoteas de sus viviendas.
Los buques se saludan entre sí con salvas (cañonazos sonoros) y se cuadran para iniciar el desembarco.
Desembarco
A pesar que se tiene al muelle histórico como el lugar por donde bajaron los soldados, lo cierto es que historiadores coinciden en que se utilizó uno extinto que se encontraba, precisamente a un costado del Melbourne Clarke.
A las ocho de la mañana salió el primer bote del Cochrane (de un total de 12) que llevó a los primeros destacamentos hacia la costa.
En este primer contingente venía el capitán de Artillería José M. Borgoño, con la misión de notificar a las autoridades bolivianas sobre la toma de la plaza.
Carta
"Señor prefecto. Considerando el Gobierno de Chile, roto por parte de Bolivia el tratado de 1874, me ordena a tomar posesión con las fuerzas de mi mando el territorio (...)", decía la notificación que hizo palidecer a la autoridad boliviana a cargo de Antofagasta, Severino Zapata.
Ya en tierra, el contingente militar subió desde la actual calle Bolívar y dobló por Washington hasta apostarse en la Plaza Colón.
El prefecto boliviano envió un contestación en la que decía que no abandonaría la zona, y que encontraría a ciudadanos bolivianos desarmados dispuestos al sacrificio, por lo cual podían hacer uso de la fuerza.
Felizmente (al menos, en esa jornada) lo vaticinado por Zapata no ocurrió, y sólo hubo mitines a favor de la ocupación en la plaza.
Eventos
Se dice que entre los soldados llegados se encontraba la cantinera Irene Morales, de quien Arce asegura que sacó un escudo boliviano de la prefectura de ese país, a modo de venganza dado que su marido fue fusilado por autoridades bolivianas meses atrás, en medio de protestas por malos tratos.
Las autoridades bolivianas buscaron asilo en el consulado de Perú. Arce escribió que en la tarde de ese día, ciudadanos bolivianos hacían su vida normal, no sufriendo la animadversión de habitantes o soldados chilenos.
Rápidamente, la primera acción chilena en la ciudad fue designar a Nicanor Zenteno como nuevo gobernador. De ahí hasta ahora, la ciudad goza de soberanía chilena.
El rol de la ciudad durante el desarrollo de la Guerra del Pacífico
La guerra inició principalmente porque Chile se negó a pagar el impuesto de los 10 centavos por quintal de salitre dictaminado por Bolivia un año antes, en detrimento del Tratado de 1874 que fijaba un acuerdo por 25 años. Ya con la guerra desatada (fue declarada por Bolivia el 1 de marzo, al cual se le une Perú. Chile declara la guerra a ambas naciones el 5 de abril de 1879). Antofagasta se volvió un fuerte militar, concentrándose su artillería en lo que ahora es Plaza Los Eventos (foto de la derecha), la que fue cañoneada por el Huáscar en junio de ese año, y donde también se presenció el combate entre este mismo monitor, contra la Abtao y la Magallanes, el 28 de agosto de 1879. De ahí no pasó nada más.
Hitos chilenos
En 1866 arriba a la zona Juan López, quien se instaló aquí junto a su familia y luego con otros parientes, dedicándose a la explotación de minerales de cobre.
Después de ello, Bolivia comienza a reclamar estos territorios afirmando que Simón Bolívar se los había asignado en 1825.
En 1866 se firmó un tratado que definió la explotación mutua de las riquezas minerales en partes iguales para Chile y Bolivia.
En 1874 se firmó un nuevo tratado que definió claramente los derechos y obligaciones bolivianas, destacando entre ellas la congelación de los impuestos a las compañías chilenas.
En febrero de 1878,Bolivia decretó la aplicación de un impuesto adicional de 10 centavos por quintal de salitre producido a las firmas salitreras chilenas situadas en Antofagasta, violando el Tratado de 1874 .
El 11 de enero de 1879 Bolivia decreta el embargo de las salitreras chilenas.
3 horas tiene hoy el equipo de abogados de Bolivia para exponer sus argumentos a los jueces que componen la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
8.507 personas vivían en Antofagasta en 1879, según los registros que llevaba la autoridad de la época. 6.554 de ellos eran chilenos y sólo 1.226 eran bolivianos.
200 soldados chilenos desembarcaron el viernes 14 de febrero de 1879 en Antofagasta para tomar control de la ciudad ante los incumplimientos bolivianos al tratado de 1874.