LAS ROSAS DE "IVO SERGE"
Alguna vez imaginé a un juvenil Ivo Serge leyendo "El árbol del rey David". Este cuento de Rubén Darío seguramente atrajo su atención al aludir a "la rosa mística". Qué pensaría de ese pasaje donde el rey David dice a la sulamita Abisag: "Plantemos hoy, bajo la mirada del eterno Dios, el árbol del infinito bien, cuya flor es la rosa mística del amor inmortal…".
Allá por 1930 el poeta ARI pensaba que "Las rosas del amor viven un día", pero con el empirismo del hombre de ciencia admitía que, por igual, "Las rosas mueren… el amor se apaga…".
Al año siguiente, con valor pictórico hablaba de "El crepúsculo rosa de una tarde/ en el pálido rosa del día/ que muere".
En 1932, como A. Rendic I. anotaba esta confesión: "En mi interior, / asoma la rosa triste/ de la angustia…". Sin embargo, admitía en la relación amorosa terrenal, que "Cada ternura tuya/ es una rosa de amor/ que pincha hondo…". Este mismo año, del recuerdo materno, afirmaba "No has muerto, no! / Tus canas / bullen en la sangre de los rosales… "/ "Madre: / has vuelto a la vida…/ Me lo dicen las rosas!"
Casi a fines de esa década, en "Azules", las rosas ya se muestran con enriquecidas valoraciones: "Si Dios que es todo amor, en frescas rosas / convirtió el pan, antaño, de una bella, / por qué tu amor, que sobre mí destella, / milagro igual no hace al de las rosas?"
Ivo Serge gustó de simbolismos tradicionales. Ese entorno cultural lo manejó con soltura y en la totalidad de su obra literaria, son cinco décadas las dedicadas al simbolismo de la rosa.
Así se explica que en su última obra y como epílogo, poéticamente hable de "Esta tristeza" y se despida con "Gracias a todos". Sin duda, un ejemplo de urbanidad que supera la caballerosidad, porque a ambos poemas precede el soneto "Voy por ella" que dice: "Aunque ignoro el camino, voy por ella. / Dime, Señor, ¿en qué lejana estrella / la encontraré? ¿O en qué extraña nebulosa? / Ha poco la perdí: era una rosa".
"Calló la tarde -el claro sol moría--/ Fue breve y apacible su agonía. / Y partió, de repente silenciosa/ con la humildad con que se va la rosa".
"Ahora, voy por ella. Mas, ¿a dónde / he de hallarla, Señor, dime, responde?/ ¿En qué apartada ruta o en qué lugar?"
"Cuando parte la rosa y alza el vuelo, / ¿qué rumbo toma? ¿Va en tu busca al cielo? / ¿Dónde, Dios mío, la podré encontró.
Con estos y otros datos aclaramos el sentido íntimo de "Soledad" (1982), obra de título inequívoco, y la razón de la dedicatoria a su esposa: "A Amy, viva en mi corazón… Antonio".
El simbolismo de la rosa -todo un universo que induce a múltiples y variadas reflexiones--, es una constante creativa de su Poesía Espiritual y, en particular, de su notable Poesía Religiosa. Es conveniente que, con los actuales datos técnicos existentes, se proceda a una nueva lectura de la obra de Ivo Serge para que, con la interrelación de la totalidad de sus contextos culturales, seamos capaces de apreciar en las páginas de este croatachileno, un universo de hermosas realidades poéticas vertidas, formalmente, con una sencillez que está al alcance de cualquier tipo de lectores.
un santo para antofagasta