José Miguel Varas
No, José Miguel, no nos olvidamos. No pudimos conversar el 12 de marzo, y, aunque recordamos que usted cumplía 90 años, los espacios de la LINTERNA estaban ocupados. Y, como usted supone, quien los ocupaba era su amigo, nuestro maestro Andrés Sabella.
Le cuento… Usted bien sabe que Andrés, pese a ser Dr. Honoris Causa de la Universidad del Norte, fue exonerado en 1981. Este año la Universidad Católica del Norte le rindió un gran homenaje reparatorio. Comprenderá usted, maestro, nuestra alegría. Dedicamos la semana a la publicación de LINTERNAS de y para Andrés.
José Miguel, sabemos del emotivo acto de homenaje que se le rindió en Santiago. Que menos merece una persona como usted, cuya larga vida la dedicó a enseñar, defender, exaltar la justicia en todo orden de cosas. El respeto al semejante, la ayuda solidaria, la fraternidad fueron valores constantes en sus obras y en su diario vivir. Al leer sus libros, se nota que los protagonistas están llenos de atributos. Incluso, los animales protagonistas están revestidos de ca'racterísticas casi humanas, de solidaridad, de respeto, de compañía.
Acerca de sus libros, por la simpleza de los textos, uno piensa que son de rápida lectura. : Pero… No nos engañemos; tras el vocabulario de fácil llegada al lector, tras esas frases aparentemente simples, encontramos mensajes que, insisto, en su sencillez, encierran grandes enseñanzas. Y eso es buena literatura: entregar sabiduría con frases al alcance de todos, sin necesitar ditirambos ni un vocabulario exultante, es un trabajo difícil de lograr. No todos los escritores son capaces de transmitir con profundidad y al mismo tiempo con sencillez. Baste el ejemplo de "La Guachita" qué nos enseña nobleza, amor.
Gracias, José Miguel, por entregar en nuestro hogar, con su voz profunda, metálica, de terciopelo, en una noche mágica, el testimonio de una gran y productiva vida que vivió en tantos lugares del mundo, llevando siempre Chile en su corazón.
María Canihuante