La mansión de una abuela que inspiró a Sergio Bizzio
Escribe desde los años 80, pero recién se le publica en Chile. El escritor, dramaturgo y músico Sergio Bizzio habla de Un amor para toda la vida y Rabia, la historia de una casa grande para una sola persona.
Rabia y Un amor para toda la vida, dos libros del escritor argentino Sergio Bizzio acaban de ser publicados en Chile. Rabia, una de sus novelas más conocidas, es una de sus mejores cartas de presentación. Allí, José María, un obrero, y Rosa, una empleada doméstica, se enamoran durante sus tiempos muertos de trabajo, pero en el camino, la novela se convierte en una historia de crímenes y encierro. Algo parecido sucede en Un amor para toda la vida, una historia corta sobre dos amigos adolescentes que se enamoran de la misma mujer en Ramallo, un pueblo cercano al río Paraná, que fue el mismo pueblo en que nació Bizzio. Suena como si Sergio Bizzio estuviera obsesionado con las historias de amor, pero eso es solo una parte del asunto. Por un lado, sentimos que ese amor que nace y muere en sus historias es el mismo que hemos vivido y perdido, pero por otro. Hay chistes, paisajes y escenas que, no sabemos cómo, nos hacen creer que todo aquello, por inverosímil, sucedió, y quizás por eso Vladimir Nabokov dijo alguna vez que todo gran escritor es, a la vez, un gran embaucador.
- Tenías el panorama completo de Rabia antes de escribirla. ¿Cómo fue eso?
- Pasaba todas las noches por una esquina en la que hay una de esas grandes mansiones que todavía son usadas como residencias particulares y veía siempre una sola ventana iluminada, a veces en la planta baja, a veces en el segundo piso, a veces de un lado o de otro, y le pregunté a un conocido mío del barrio si sabía quién vivía allí. Me dijo que una anciana, con una persona que la cuidaba. Estamos hablando de una mansión enorme, de tres plantas, cuatro contando la mansarda, y que ocupa un cuarto de manzana. En el acto se me ocurrió que allí podría vivir una familia entera sin que la anciana se enterase nunca. Cerré la boca, cambié a la familia por un solo hombre, y antes de que terminara de cruzar la calle ya tenía la historia casi completa. Pero claro, no alcanza con tener una buena historia, además hay que escribir. Empecé varias veces, de distintas maneras y con distintos tonos, hasta que di con una combinación bastante equilibrada de elegancia y vulgaridad, y no paré hasta el final.
- La narración en Rabia hace que nos convirtamos en cómplices del protagonista. ¿Te interesa que sea así?
- Me dijeron muchas veces que eso es lo que ocurre, pero no fue deliberado. Soy un escritor muy poco calculador.
- ¿Qué te interesaba explorar sobre el amor en estas historias?
- No escribo porque haya algo previo que me interese. Es al revés: las cosas se vuelven interesantes porque escribo, al menos para mí. Así que Rabia no es una exploración de este amor en particular sino más bien una excursión con linterna por una casa enorme en la que hay un hombre escondido, un intruso, y nadie sabe que está viviendo allí.
- ¿Qué tan importante es el humor en tus historias?
- El humor se me impone, no es algo que busque. A veces me río a carcajadas mientras escribo, pero eso no siempre queda en el texto definitivo.
- ¿Los escritores debieran hablar o explicar sus obras de ficción o que ellas deberían hablar por sí mismas?
- Las obras siempre hablan por sí mismas. No es algo que deberían hacer, es lo que efectivamente hacen. A veces hablan bien, a veces más o menos y a veces mal. Lo que hace un escritor cuando explica su obra es corregirla, en general con la intención de mejorarla o de volverla más interesante. Esto es un riesgo extra para la obra, porque si el escritor habla de ella mejor que ella misma, al leerla nos sentimos estafados.
- Ramallo aparece tanto en Rabia como en Un amor para toda la vida. ¿Qué recuerda de Ramallo? ¿Cómo cree que influyó en usted como escritor?
- Recuerdo todo, incluso cosas que no viví, y que son justamente las que escribo. Es el mejor paisaje posible, un mundo imaginario que flota sobre un mundo real, con su gente y con sus voces.
- ¿Cómo empiezas un nuevo libro?
- No empiezo nunca escribiendo un libro. Escribo una escena, una frase, la descripción de un paisaje, lo que sea, sólo por el gusto de escribir. Todos los días empiezo y abandono algo. Soy un gran abandonador. Y de pronto algo cuaja y no hay nada que pueda sacarme de ahí.
- ¿Muestras a alguien la obra que estás escribiendo?
- No. No le hago a nadie lo que no me gusta que me hagan a mí.
- ¿Qué es lo que haces cuando no estás escribiendo?
- Últimamente estoy bastante dedicado a la música. No sé tocar ningún instrumento, así que me siento libre para tocarlos todos. Es un placer inmenso. Esta semana mi hijo Blas y yo terminamos de grabar un disco. Lo subimos a Youtube. El disco se llama Rack and Rall y lo firmamos Bizzio & Bizzio . Es un disco precioso.
- La única forma de descansar de la escritura es escribiendo.
Además de escribir, bizzio hace música. su disco Rack and Rall lo grabó con su hijo y lo subió a youtube.
Por Cristóbal Carrasco
- ¿Cuál es su forma de descansar de la escritura?
Andrea Ortego