La vida es mejor de ser vivida, entre dos y en conjunto, que en soledad. La búsqueda del éxito y una cuestión más compleja como la felicidad son objetivos que se construyen definitivamente en conjunto.
El punto no es menor en los tiempos que corren; las transformaciones sociales, aquellas derivadas de la tecnología, la incertidumbre irrumpen con fuerza inusitada, empujada por la inmediatez de los medios de comunicación masivos, tradicionales y nuevos.
Ese contexto aísla a mucha gente, lo que es una paradoja, lo mismo que concebir al dinero y el éxito económico como la gran misión a cumplir.
Con ese caldo de cultivo, resulta difícil el trabajo en equipo, porque para muchos el otro es un competidor, alguien a quien debe derribarse. Apreciar la vida de esa forma es tan triste, como nocivo para el individuo y la propia sociedad.
Nuestro país sufre con ello. Nos cuesta el trabajo con los otros y disfrutarlo, porque la desconfianza es uno de los fenómenos que impera. No podemos ser ingenuos que la mínima correlación que existe con tantas instancias ocurridas en el país no vaya a tener efecto sobre nuestras propias relaciones.
El deterioro de la imagen de lo público, la fe, las policías, las empresas es solo la punta del iceberg. Pacientemente se crean enemigos, como el sustrato para la irritación.
Diagnósticos realizados por el Centro de Políticas Públicas de la PUC, confirman que los chilenos muestran altos niveles de desconfianza interpersonal, institucional y sistémica, lo que incide en una población que demanda más regulaciones del Estado. Lo complejo es que sin confianza no hay desarrollo. Es decir, sin la certeza en la familia, las instituciones, los vecinos, el país, nuestras posibilidades se reducen.
¿Cómo abordar un asunto tan complejo? Es obvio, la confianza en el otro no aparece por mera voluntad o deseo, es una práctica que exige actos concretos; solo así emerge y produce el barniz del goce y el ánimo para creer en los demás. No es casual que los grandes éxitos nacionales sean el resultado de aquel vínculo que es capaz de conseguir la convicción conjunta y un liderazgo efectivo. Que eso no se nos olvide.