Club de La Unión abre sus puertas a tres años del incendio que destruyó histórica sede de calle Prat
SOCIEDAD. Organización -que ya cuenta 112 años de historia en Antofagasta- inauguró un nuevo espacio con diversas instalaciones en calle Salvador Reyes.
El Club de La Unión de Antofagasta, nació en 1906, cuando aún no se secaba la tinta del Tratado de Paz firmado por Chile y Bolivia dos años antes. "Desde entonces comenzamos nuestra historia llena de encuentros y camaradería, pero también de dolores", cuenta el presidente del club Pedro Simunovic
Tres incendios han afectado al Club de La Unión durante sus 112 años de historia en Antofagasta. El fuego se convirtió para ellos en un elemento simbólico que los desafía a levantarse como el Ave Fénix.
El primero ocurrió el 15 de noviembre de 1906 cuando el Club recién había sido inaugurado. Las llamas devoraron por completo el inmueble ubicado frente a la Plaza Colón y a un costado de la Vicaría Apostólica. "Ese incendio destruyó toda la manzana", cita Simunovic.
Luego de esa tragedia resurgieron en una época en que el auge minero atraía trabajadores de diversas zonas del país con la consiguiente llegada de inmigrantes de diversos lugares del mundo. En ese entonces el club permitió la amalgama social y cultural de importantes personalidades para nuestra historia.
"Todo esto favoreció la integración y la identidad de una región pujante en materia económica e industrial", comenta.
Hotel
El segundo incendio ocurrió el 8 de junio de 1950. El fuego destruyó el viejo edificio de madera del Hotel Londres, ubicado en la esquina de Prat con Latorre.
A fines de 1954 compran del edificio de calle Prat que durante toda la segunda mitad del siglo XX cobijó la sede del Club de la Unión en una etapa caracterizada por la posguerra, con nuevos desafíos propios de la industrialización minera, en una sociedad caracterizada por sus profundas transformaciones culturales y tecnológicas, con un acelerado proceso de poblamiento.
La madrugada del 10 de octubre de 2015 nuevamente la tragedia los golpeó, cuando un nuevo incendio destruyó la sede de calle Prat. "Lo teníamos impecable, desgraciadamente se perdió todo. Y en menos de tres años estamos en una sede nueva, propia, muy linda y queremos además atraer más socios para disfrutar de este local que es precioso", dice Simunovic.
Nuevo inmueble
Simunovic añade que el Club logró mantenerse en pie gracias a la capacidad de sus directorios. "El Club constituye un patrimonio material que nos permite recomenzar en este nuevo espacio con nuevos y más completos servicios para el bienestar y recreación".
Al recorrer las instalaciones es posible apreciar la calidez y elegancia del lugar. La antigüedad de los muebles, el aroma a madera nueva y a barniz, permiten transportarse a épocas pretéritas. En algunas mesas quedaron los dominós que los socios jugaron en la noche anterior. El comedor con muebles finamente terminados, el bar y la sala de juegos dan la sensación de estar en esa capital minera de 1906.
El edificio mezcla la modernidad con el pasado y es que "el Club de La Unión ha cambiado, a medida que ha cambiado la ciudad", dice Simunovic.
En el segundo piso hay spa, sauna y gimnasio. Una sala de masajes, peluquería al más puro estilo de las barberías antiguas, una sala de reuniones, sala de cine y espacio de lectura. Todo para el uso y bienestar para los socios.
"Llevo más de 30 años en el club, tres periodos en el directorio, las cenas de camaradería siempre han sido muy amenas y tratamos que siempre haya armonía. No es un club de beneficencia. Nos juntamos a jugar dominó, cartas, leemos, contamos chistes. De hecho, nos juntamos todos los lunes y jueves a cenar", cuenta Simunovic.
Es una institución que promueve la fraternidad, el cultivo de las relaciones de amistad, unidad y solidaridad entre los asociados.
Los salones son espacios para el encuentro amistoso y los socios han sido testigos y protagonistas de la historia regional. En este marco se han escrito brillantes páginas de la historia, expresando la voluntad de proyección social de la institución, fraternizando en las fechas de celebraciones institucionales y nacionales, citan los socios.
"Cuando se creó el Club había muchas personas relevantes de la época. Hubo gente muy reconocida como el alcalde Maximiliano Poblete, el doctor Castro Toro, Andrés Sabella, etc. Era un club social muy importante en la época. Los tiempos han cambiado tenemos socios como Jorge Skorin, un ingeniero brillante, que es parte de los socios de antaño y de los cuales quedan muy pocos, la mayoría es gente nueva", apunta.
Inmigrantes
Para pertenecer al club, dice que "el requisito más importante es que sean personas de buen vivir que no tengan problemas con la justicia, es lo único que pedimos. Acá lo que queremos es la amistad entonces no se necesitan requisitos tan importantes. Somos todos antofagastinos, Bernando Matejasevic (dueño de El Salitre), Iván Korlaet, entre otros".
Respecto a la llegada de inmigrantes a Antofagasta asegura que "antes había más inmigrantes que ahora, croatas, griegos, españoles, chinos, etc, y todas las colonias tenían su sede. Había hartos croatas todos los que quedamos ahora somos descendientes. Mi padre por ejemplo llegó en 1913 a Antofagasta. Ahora tenemos los inmigrantes peruanos, venezolanos y colombianos. Acá en nuestro Club hay un solo socio que es ecuatoriano".
Un pasillo nos lleva a un gran salón de juegos con una preciosa y elegante mesa de pool. En las paredes están colgadas las fotografías de todos los expresidentes del organismo, entre ellos Jorge Skorin quien también estuvo la noche inaugural. "A sus casi 90 años sigue muy lúcido. Yo quisiera tener la mitad de la cabeza que tiene él", dicen varios.
Otro exlíder destacado fue Juan Cvitanic quien estuvo cerca de 18 años en la presidencia. Cvitanic falleció el año pasado a los 102 años.
Pedro Simunovic, Manuel Matrás, Iván Korlaet, Jorge Skorin y Bernardo Matejasevic, son algunos de los socios, todos testigos de la consolidación de una comuna que tiene en estas organizaciones una notable muestra de identidad.
Pedro, Simunovic, Presidente, del Club"
"Nos juntamos a jugar dominós, cartas, leemos, contamos chistes, nos juntamos los lunes y jueves a cenar, eso es sagrado".
Exequiel, Ramírez, Director, del Club"
"Mantuvimos vivo el espíritu de fraternidad entre los socios, después del lamentable incendio de la madrugada de 2015"."
Costumbres
Hasta ahora el Club está conformado solo por hombres. "No porque no esté permitido, no somos machistas en ese sentido, de hecho vamos a tener algún día a la semana, como el martes, en que las esposas de los socios pueden venir para compartir entre ellas y amigas de ellas que no necesariamente sean socias", dice Simunovic. En cuanto a su visión de ciudad y cómo ésta se ha ido transformando, el antofagastino dice que "ha cambiado mucho, yo creo que hoy hay más afuerinos que antofagastinos. Pero es una ciudad buena para vivir, tranquila. La minería aporta, pese a que no estamos en los mejores tiempos. Tenemos todo lo que necesitamos para llevar una vida grata", dice.