Entender las causas por las cuales se comete un delito resulta una tarea nada fácil. Desde la simple voluntariedad, motivaciones económicas, sociales o, simplemente, por haber crecido en un entorno en el cual el delito no resulta reprobado socialmente, podemos advertir los múltiples factores presentes y que forman parte de las causas de la criminalidad y, sin entrar a dicho debate, lo que queda claro, además, es que a la base existe una clara relación entre el consumo de drogas y la delincuencia.
Hace pocos días la Defensoría Penal se adjudicó mediante postulación a los Fondos de Desarrollo Regional, FNDR, el financiamiento para la puesta en marcha de dos proyectos que apuntan justamente a la reinserción social. Uno de ellos comprometido para el trabajo con adolescentes infractores de ley y, el otro, como la segunda versión del taller de teatro "Autoría Teatral: Redescubro mi vida", que en 2017 logró exitosos resultados, mediante el trabajo con privados de libertad en el Centro Penitenciario Nudo Uribe.
Desde ese punto de vista es necesario comprender que tanto el aumento de la criminalidad, como la disminución de ésta, no se pueden asociar a un solo factor. Por ello el desafío de la prevención, y posterior reinserción, abarcan procesos multidisciplinarios que deben necesariamente ir de la mano con políticas sociales que incluyan acciones de prevención, mayor incentivo a otras disciplinas y espacios donde desarrollar deportes y recreación cultural, además de políticas comunitarias capaces de entregar apoyo y orientación, para así tener un respaldo adicional o, al menos, algún tipo de orientación en momentos que resultan tan delicados en la vida de una persona que además en muchas ocasiones, están sujetas permanentemente al abuso de drogas y, por ello, a una permanente exclusión.
Con esta mirada y como fiel reflejo de nuestro compromiso institucional, que se extiende desde las primeras diligencias de investigación penal respecto de un individuo, hasta el efectivo cumplimiento de las penas, la Defensoría Regional asumió el desafío de aportar a los privados de libertad, un espacio de desarrollo personal.
Mediante estos proyectos la Defensoría Penal espera brindar tanto a los adolescentes como los adultos privados de libertad, una instancia para adquirir nuevas habilidades y desarrollar las herramientas que les permita avanzar hacia su reinserción.
Gracias a estas iniciativas tanto nuestra institución como la población beneficiaria, se darán un espacio de crecimiento mutuo, con mira a alcanzar un desafío que no es otro que trabajar hacia la implementación real de iniciativas para reconstruir proyectos de vida.
Loreto Flores Tapia
Defensora regional de Antofagasta