La "Encuesta de Registro Social de Hogares 2018" de la Seremi de Desarrollo Social dio cuenta que 274 personas están en situación de calle en la capital regional, con la mayoría viviendo muy precariamente.
Debemos reconocer que se trata de una situación con escasa visibilidad. Quienes están en esa condición tienen muy poca presencia en medios y, en general, entre las personas. La pobreza es una realidad que nos parece muy lejana, propia de individuos que nada tienen que ver con nosotros. La paradoja es que los vemos pidiendo limosnas, vendiendo algún producto durante el día o durmiendo en las calles por las noches, siempre con una evidente laceración de su amor propio, arrastrando algún dolor y con escasas oportunidades de mejorar sus existencias. Pero logran conmover a muy pocos.
Es de suponer que el hecho de que no veamos tal realidad, sea parte de los efectos del individualismo y el exitismo que caracteriza a nuestra sociedad. Podríamos advertir que quienes no logran las metas valoradas por la mayoría pasan a ser una especie de fantasmas a quienes se culpa por no alcanzar el triunfo.
Son personas, no lo olvidemos, detrás de ellos hay padres, hermanos, hijos quizás, historias que conocer, seres humanos al fin y al cabo.
Cuando mucho abundan las miradas compasivas, de allí que los auxilios entregados existan, pero sean siempre insuficientes, porque la pobreza ha ido desapareciendo sistemáticamente de nuestro lenguaje, mientras ganan terreno otras discusiones mucho más propias de la modernidad.
Vale la pena preguntarse qué es la pobreza hoy, qué la define y la caracteriza. ¿Está en esa condición quién no tiene recursos o quién no tiene herramientas para desenvolverse en el mundo de hoy? Es indudable que la verdadera carencia está determinada por lo último, es decir, por el potencial de desarrollo que posee la persona en sí misma.
Detalles que debemos considerar en lo fáctico, pero sin olvidarnos que son personas, que por razones distintas no tuvieron la oportunidad de desarrollo, o tomaron malas decisiones que muy lamentablemente, les han costado buena parte de sus existencias.