Esta semana el Ejecutivo debe enviar a la Comisión de Gobierno del Senado la indicación que prohíbe definitivamente las máquinas tragamonedas y minicasinos en el país, lo que supone el inicio del proceso legislativo para terminar con una actividad perjudicial desde muchos puntos de vista.
Legalmente en Chile sólo está permitida la existencia de máquinas de azar en los casinos de juego establecidos (los permitidos por la Ley 19.995), sin embargo dicha regla, en la práctica, nunca se ha hecho cumplir, y es así como en todo el país hoy es posible encontrar este tipo de aparatos.
Antofagasta no escapa a esta realidad. En el centro de la ciudad existen decenas de locales operando, algunos de ellos de gran tamaño, que se acogen a una patente especial creada por el municipio, la que con muy poco o nulo aval técnico, los considera juegos electrónicos "de destreza", evadiendo así la norma.
En las poblaciones, el problema es aún más grave. Bazares y pequeños almacenes han incorporado las tragamonedas sin requisito alguno, como si se tratara de una máquina de helados o un dispensador de café.
Algunos interesados los tildan de "casinos populares" y plantean la tan manoseada teoría de clases para pedir que se permita "al pueblo" distraerse en estos locales, tal cual "la elite" lo hace en los grandes casinos autorizados por ley. Error.
La actividad de los casinos, y así se pensó cuando se discutió la Ley 19.995, es riesgosa, y es del todo aconsejable que se dé en condiciones de estricto control, como ocurre con los grandes casinos, que están sujetos a una severa regulación que es vigilada de cerca por la SCJ, SII, Fiscalía Nacional Económica y otras entidades. Distinto a lo que ocurre con los casinos "del pueblo", que responden ante nadie.
Por eso nos parece que el acuerdo alcanzado por legisladores y el Ejecutivo es importante. Prohibir el funcionamiento de los minicasinos contribuirá al orden de los barrios y evitará que familias tengan acceso pavimentado a las apuestas. Será sin duda un intenso debate legislativo, y habrá derechos adquiridos que en algunos casos corresponderá respetar, pero creemos que es la senda correcta. Una que debió recorrerse hace mucho tiempo.