Alzas en precios de los combustibles
Es cierto que el país está preso de los vaivenes exteriores, a razón de que es un importador neto del producto. Es obvio que tal dependencia es una desventaja. Este es un problema que requiere de una solución definitiva ahora y no de paliativos momentáneos. Para beneficio de los bolsillos de la mayoría se requiere cierta estabilidad en este plano.
Los sorpresivos y fuertes incrementos de los combustibles están haciendo pasar un muy mal rato a los automovilistas, pero especialmente a los gremios del transporte del país. Hace rato que no se registraba un rally alcista como el de los últimos meses.
Sabido es que estos commodities tienen una carga impositiva enorme. En la actualidad, el diesel paga un impuesto de 1,5 UTM por metro cúbico, es decir, cerca de $72 mil; mientras que las gasolinas cancelan 6 UTM por metro cúbico, unos $280 mil.
El asunto es absolutamente relevante, en especial para todo el transporte de bienes al interior del país. Se estima que el 90% de los productos que se comercializan a nivel nacional son distribuidos de forma terrestre, de modo que el impacto sobre ese sector es evidente y a continuación sobre todas las restantes actividades que lo usan. Es una cadena.
La cuestión de fondo es que alrededor de la mitad del precio de las gasolinas corresponde a impuestos, donde una fuerte incidencia la tiene el tributo específico, que nació en 1985, con carácter temporal, cuando el gobierno de la época requería recursos para que el Estado renovar a las carreteras y los puentes que fueron destruidos por el terremoto que afectó a la zona central ese año. Como suele suceder en el tema tributario, esos impuestos quedan después como definitivos.
Las coaliciones políticas que han aspirado al gobierno suelen reclamar contra esa carga, recalcando que el vehículo dejó de ser un lujo y se transformó en una necesidad. Sin embargo, al llegar al gobierno olvidan sus promesas y una vez en el poder se resisten a renunciar a la recaudación tributaria, porque es rentable disponer de la clase media, que no se organiza ni sale a protestar.
Los paliativos que se han adoptado como mecanismos de estabilización de precios, han resultado insuficientes, porque no resuelven el problema de fondo, que es la fuerte carga de impuestos específicos.
Ya parece tiempo de que el asunto sea resuelto de alguna forma, porque se trata de un asunto crítico para un país que no produce petróleo, pero que lo requiere para todas las actividades productivas.