Edulcorantes: endulzando la controversia sobre su consumo
INVESTIGACIÓN. Especialista advierte sobre la necesidad de avanzar más en estudios frente a resultados disímiles respecto a la seguridad de su ingesta.
De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Consumo Alimentario (2014), en Chile el 24 por ciento de la población ingiere edulcorantes en una cantidad aproximada de 0,2 ml/día, siendo las mujeres las principales consumidoras. Según el grupo etario, la ingesta aumenta con la edad, llegando al 37 por ciento en los adultos mayores, pero en cantidades más bajas. Además, entre los 30 y los 49 años se percibe un mayor consumo en cantidades más altas, alcanzando los 0,4 ml/día. También se observa una proporción de 2,6 veces más en el consumo de edulcorantes en grupos de ingresos altos, comparado con niveles en grupos socioeconómicos bajos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS,) los edulcorantes son una categoría de aditivos alimentarios los cuales corresponden a sustancias que se añaden a los alimentos para mantener o mejorar su inocuidad, frescura, sabor, textura o aspecto, con el objetivo de satisfacer las necesidades alimentarias de la población. Así lo afirma la académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Valparaíso, máster en Ciencias Biológicas y Médicas mención Nutrición, Claudia Vega Soto, quien agrega que de manera específica los edulcorantes se utilizan en la industria alimentaria con el fin de sustituir el azúcar, puesto que estos añaden pocas o ninguna caloría a los distintos alimentos. Podemos clasificar a los edulcorantes según su origen (artificial o natural) o según su contenido calórico (nutritivos EN o no nutritivos ENN).
Tal como lo explica la académica, en Chile los edulcorantes permitidos son acesulfamo K, aspartamo, ciclamato, sacarina, sucralosa, alitamo, neotamo y glucósidos de esteviol. Esta normativa se rige por el Reglamento Sanitario de los Alimentos, el cual recopila las normativas determinadas por el Codex Alimentarius sobre la ingesta diaria admisible (IDA), en base a investigaciones desarrolladas por el organismo mixto de expertos de la OMS y la FAO en aditivos denominados JECFA y que determina los riesgos para la salud humana de los aditivos alimentarios. Además, estas sustancias se incorporaron recientemente (en el año 2016) al listado de nutrientes críticos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), lo que las mantiene en supervisión e investigación constante debido a sus posibles efectos adversos.
Omnipresencia
Una problemática actual respecto a la seguridad en el consumo de edulcorantes es su presencia en una amplia gama de productos alimenticios. "La industria alimentaria, con el fin de eliminar los sellos de advertencia, está incorporando cantidades importantes de edulcorantes en los alimentos procesados. Para los adultos es muy difícil alcanzar la ingesta diaria admitida (IDA, valor que mide el grado de peligrosidad de un compuesto alimentario), sin embargo para los niños es más fácil. Algunos ejemplos: un yogurt light de 125 gramos aporta 37,5 mg de estevia, por lo tanto dos unidades alcanzan el IDA de un niño de 18 kilos. Una lata de bebida cola light aporta 84 mg de aspartamo y 56 mg de acesulfamo, por lo tanto ocho vasos de bebida light alcanzan la ingesta diaria admitida para un niño de 18 kilos. Por otro lado, desafortunadamente la ingesta diaria admitida no considera efectos negativos sobre el metabolismo de hidratos de carbono asociado con la incidencia de obesidad, diabetes y resistencia a la insulina, entre otras", advierte la nutricionista.
Claudia Vega plantea que "si bien hasta ahora nuestros estudios no han encontrado un efecto significativo sobre las variables saciedad, respuesta glicémica e insulinémica en sujetos con alteraciones en el metabolismo de la glucosa, los resultados son coherentes con algunos estudios anteriores; otros estudios publicados señalan lo contrario, uno de ellos evaluó el efecto de la ingesta de sucralosa en sujetos obesos, encontrando mayores respuesta de insulina y glicemia tras la ingesta del edulcorante. Otro artículo publicado en la revista científica Nature sobre el consumo crónico de sacarina demostró efectos asociados a cambios en la microbiota que alteran la respuesta glicémica del huésped. Se puede concluir que hay resultados controvertidos asociados a la ingesta de edulcorantes, por lo que se hace necesario realizar más estudios en el área, especialmente asociados a la ingesta crónica de estos aditivos alimentarios".
Otro es estudio publicado en Nature, realizado hace 50 años, también examinó los efectos de la ingesta crónica de edulcorantes (sacarina, aspartamo, sucralosa) en humanos. En 381 sujetos no diabéticos se encontraron asociaciones positivas entre consumos de edulcorantes y parámetros clínicos asociados al síndrome metabólico como aumento de peso, elevada circunferencia de cintura, aumento en glicemia de ayuno, algunas enzimas hepáticas, entre otros. "Es necesario realizar más estudios longitudinales que nos permitan saber qué sucede metabólicamente tras el consumo crónico de edulcorantes", reitera.
Recomendación
Por ahora, la recomendación "es evitar el consumo excesivo de alimentos con alto tenor de dulzor y de azúcar o edulcorantes agregado a preparaciones. Esta recomendación es especialmente para los niños, quienes están más vulnerables a alcanzar las ingestas diarias admisibles declaradas para estos aditivos y se encuentran en un proceso de adaptación a los distintos sabores. Es necesario más estudios para realizar una recomendación más taxativa al respecto", concluye.
Estudios en la UV
Tres estudios se han realizado en la Universidad de Valparaíso, dos de ellos finalizados, sobre este tema. El primero evaluó la respuesta glicémica e insulinémica en pacientes con Diabetes Mellitus Tipo 2 (DM 2) insulino requirentes tras el consumo de sucralosa y un segundo estudio evaluó la respuesta glicémica, insulinemica y el efecto sobre el apetito y la saciedad del acesulfame de potasio en sujetos con resistencia a la insulina. En ambos no se encontraron efectos agudos sobre las respuestas metabólicas evaluadas. El tercer estudio, enmarcado en un proyecto de investigación patrocinado por la Sociedad Chilena de Endocrinología y Diabetes, evalúa el efecto sobre los mismos parámetros anteriormente mencionados de los edulcorantes estevia y D-tagatosa en mujeres con resistencia a la insulina. Los resultados preliminares dan cuenta, una vez más, de que no hay diferencias en las respuestas de glicemia e insulina. Tampoco hubo diferencias tras evaluar apetito al comparar con el placebo utilizado (agua). Las participantes fueron Claudia Vega, Verónica Sambra, Isabella Vicuña y Kathleen Priken, nutricionistas; Leticia Luna, bioquímica y cuatro tesistas de pregrado.
Claudia Vega Soto,
académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Valparaíso, máster en Ciencias Biológicas y Médicas mención Nutrición.