A nadie pudo dejar indiferente la discusión del proyecto de ley del Gobierno, Aula Segura. Fueron semanas de intenso debate, donde el sacar adelante una iniciativa que apuntaba al sentido común, de resguardar a la comunidad escolar en su todo, y velar por el derecho de quienes sí quieren estudiar por sobre los violentistas, se vio obstruido constantemente por los intereses ideológicos de la Oposición.
Y es que esto quedó reflejado una vez más con lo ocurrido en la Comisión de Educación del Senado, donde si bien el texto fue despachado a última hora del día miércoles, el entrabe permanente que sufrió la iniciativa, grafica las complicaciones que tiene la exNueva Mayoría frente a la violencia, y la constante relativización del uso de la misma.
Así entonces pasamos de un proyecto llamado Aula Segura, a uno con el nombre de "Convivencia Escolar", un texto que contuvo varias modificaciones durante su tramitación, y donde algunos senadores ponderaron de igual manera el rociar con bencina a un profesor, o lanzar una molotov, que la falsificación de una nota.
Hoy no podemos entregar este tipo de mensajes, equivocados, ante un escenario de profunda inseguridad y temor de muchas comunidades educativas.
Si bien no desconocemos el fondo de las demandas estudiantiles, la forma es determinante, y en gran medida, esta falta de diálogo, y la presencia de overoles blancos intentando imponer sus términos por la fuerza, desacredita profundamente al movimiento.
Necesitamos dar un vuelco de años de legislaciones dirigidas más al amparo de los delincuentes, a quienes usan la intimidación como una forma de participar de la vida cívica, antes que verdaderamente ponerse del lado de los chilenos y chilenas que queremos mayor seguridad y tranquilidad para nuestras familias.
Valoramos la recapacitación que tuvo la Presidenta de la Comisión de Educación del Senado, y los senadores de su sector, sin embargo, queda instaurada la sensación que este cambio, lejos está de haber sido genuino. El llamado ahora es a trabajar de la mano de los Directores, ante esta posibilidad que se les está entregando mayores atribuciones, al tiempo de generar instancias para poder ir garantizando ambientes más seguros de trabajo, y de aprendizaje para educar valores tan fundamentales como el respeto y la disciplina.
José Miguel Castro
Diputado de la República