Quizás con el desarrollo científico y tecnológico nos vernos como súper humanos ante las primeras civilizaciones humanas. Con febril visión los humanos podrían superar "casi" todas sus limitaciones, colonizar planetas… . Pero, al día de hoy, nuestra madre tierra se está rebelando con dramáticos trastornos, las relaciones políticas internacionales son más tensionales, agresivas, las macabras migraciones denuncian la incapacidad humana por un desarrollo de Bien Común Mundial.
Hoy en Chile es común escuchar, leer que nuestra sociedad adolece de no pocas enfermedades, destacando las desconfianzas transversales. Se destapan las corrupciones cupulares. ¿Estamos viendo el vaso medio vacío? No, sí tiene agua.
"Así cuando el vaso está sucio, por más pura que tenga agua cristalina, no la tomarías. Mientras no limpies tu mente, todas las ideas estarán contaminadas con tus prejuicios. Limpiemos el vaso y disfrutemos del agua". Cuánto tiempo hemos perdido y perdemos en polemizar, farandulizar las contingencias y eludimos ver sus causas. ¡Desnudemos nuestros paradigmas!
Invito a ver un manantial que brotó 1.800 años antes de Jesucristo. El Rey de Babilonia Hammurabi creó un Imperio basado en Códigos y difundido por todo su reinado. Fijó 282 leyes para asegurar el bien de su gente: "ojo por ojo, diente por diente", "algo por algo", el principio de presunción de inocencia, en las penas distinguir los niveles de intencionalidad, etc. En su Epílogo, rubrica: "Para que el fuerte no perjudique al débil, a fin de proteger a las viudas y los huérfanos, erguí a Babilonia… para hablar de justicia a toda la tierra, para resolver todas las disputas y sanar las heridas, elaboré estas palabras preciosas".
El Creador "se la jugó" al dotarnos del diamante de la libertad y por ello nos puso varias estrellas humanas en la tierra para iluminar las conciencias. Por lo visto las civilizaciones antiguas, incluso las tribales ya concebían la convivencia para un buen vivir.
¿No es absurdo que los dotados de la "diosa razón" sean "felices", poderosos y aferrados a los objetos inertes, poseedores de lo que no les pertenecen? ¿Que un desarrollo se invierta en la incivilidad?
Pedro Aranda Astudillo
Académico universitario